Dikt A ti
Aquí tienes el condón. Finges no quererlo.
Pero en realidad lo necesitas. Tómalo. Bien.
Ahora lee lo que dice en la superficie plateada del envoltorio.
No entiendes esa lengua pero te agrada porque sabes
Que el texto está dirigido a ti.
Quién sabe, quizás incluso habla de ti.
O fue escrito pensando en ti.
Ábrelo. Sin falsa modestia. Es tuyo
Y puedes hacer con él lo que quieras. Bien.
Ahora acércalo a la boca. No, no, has oido bien,
Pónlo en la boca. Si te resulta difícil,
Cierra los ojos y piensa
Que tienes en las manos un pedazo de seda perfumada
O una margarita que quieres besar.
Y ahora sopla. Sí, sopla. Despacio, espera que el soplo
Se lleve todo lo acumulado fuera de ti. Bien,
Ya está creciendo. Sopla más fuerte. ¿Ves qué grande se pone?
¿Te gusta? Ahora basta. Podría expandirse
Por todo el lugar, apretarte contra la pared
Y aplastarte. Basta, dije. Ahora
Tienes que atarlo. Bieeen. Ahora es realmente
Sólo tuyo y puedes hacer con él lo que quieras.
Ah…, veo que has tomado un lápiz de labios
Y has empezado a dibujar sobre él. Has dibujado un punto.
Y otro más. Y debajo una línea sonriente.
Ahora entiendo: quieres dibujarme a mí
Y así dominarme, pero no diste bien
Con el parecido y eso te enoja ahora. Estás furioso.
Pero ¿qué es eso? Pareciera que detrás de mi sonrisa,
Allí donde no hay otra cosa que el aire de tu soplido,
Hay algo. Bien sabes que eso no es posible pero igual
La sensación no quiere abandonarte. Al contrario:
Te impresiona e intranquiliza cada vez más. Tienes la sensación
De perderte en un bosque sombrío
O que ya no puedes mover los miembros.
Cuando sientes eso, te odias, por eso apoyas la oreja sobre la boca
Que me habías dibujado y escuchas con atención.
De repente te quedas sin aliento, mientras que antes lo perdías con gusto.
Horrorizado, vuelves a escuchar. Ahora
No cabe ninguna duda. En el vacío del condón
Hay alguien, y sabes muy bien que allí
Donde no hay nadie sólo puede estar Dios.
Te retiras, perplejo, pues nunca hubieras esperado,
Y menos aun previsto, algo así, y recién ahora
Te pones furioso de veras. Más aun: has enloquecido de miedo,
Pues ya no estás tan seguro de que en un instante,
Cuando extraigas la navaja de afeitar y la hundas lenta y profundamente
En mí no vaya a desparecer de veras para siempre.