Dikt Monólogo del viudo
Abro la puerta, vuelvo a la misericordia
De mi casa donde el rumor defiende
La penumbra y el hijo que no fue
Sabe a naufragio, a ola o fervoroso lienzo
Que en ácidos estíos
El rostro desvanece. Arcaico reposar
De dioses muertos llena las estancias,
Y bajo el aire aspira la conciencia
La ráfaga que ayer mi frente aún buscaba
En el descenso turbio.
No podría nombrar sábanas, cirios, humo
Ni la humildad y compasión y calma
A orillas de la tarde, no podría
Decir «sus manos», «mi tristeza», «nuestra tierra»
Porque todo en su nombre
De heridas se ilumina. Como señal de espuma
O epitafio, cortinas, lecho, alfombras
Y destrucción hacia el desdén transcurren
Mientras vence la cal que a su desnudo niega
La sombra del espacio.
Ahora empieza el tiempo, el agrio sonreír
Del huésped que en insomnio, al desvelar
Su ira, canta en la ciudad impura
El calcinado són y al labio purifican
Fuegos de incertidumbre
Que fluyen sin respuesta. Astro o delfín, allá
Bajo la onda el pie desaparece,
Y túnicas tornadas en emblemas
Hunden su ardiente procesión y con ceniza
La frente me señalan.