Dikt A mi amiga gloria
Tú sí me convenciste de flaqueza
Con la locura asaz de amor vibrante
De tu fiel corazón, y ahora me pesa
El no haber comprendido tu talante.
Si sólo al cielo dirigí miradas
Orgulloso de ser ente pensante,
Fue para no mirar de mis pisadas
La huella inicua, sello de maleante.
Aquella serenata en tu ventana
Que te ofrecí sin más que por farsante,
Quedó marcada con sabor a diana
Por tu apoyo en mi caos infamante.
Loco sentí que tú eras gema bella
Virginal como mágico diamante,
Sin importarme que como una estrella
El tacto con tu cuerpo era quemante.
La rama del arbusto en que posaba
El ave de carácter dominante,
Para salvarte se volvió la aldaba
Que impidió el vuelo del gorrión tunante.
Por eso fue que renuncié a tus besos
Y cualquier otra dádiva de amante,
Dejando que el amor y sus excesos
Fueran entre tú y yo sueño distante.
Ufano estuve de mil cualidades
Que supuse tener muy petulante,
Pero me temo que con mis maldades
Manchado estoy ante tu ser brillante.
Pero no importa, las obscuras manchas
No ameritan de un acto demandante,
Ni de humanas y estériles revanchas
Pues conoces mi espíritu ambulante,
Destinado a vivir como soldado
Que avanza por su ruta itinerante,
A su amada bandera desposado
Con entrega total y delirante.
Si en el trayecto irónico del mundo
Nos careamos con verbo discordante,
Te pido por favor que sea rotundo
El ignorarme con brutal desplante.
Alguna vez planeé ¡vana esperanza!
Retornar con cariño apasionante
Disculpando mi estúpida tardanza;
Mas sólo fue un deseo alucinante.
El amor que sentí en aquellos años
Y que no supe cultivar constante,
Fue sólo productor de dos extraños
Y un culto a tu recuerdo fascinante.
ANTONIO MUNGUIA
MEMORIA:
Dedicada a Gloria Ruiz. Recuerdos de 1969, cuando alentada por Alicia Vasquez, una querida amiga y Gloria dedicaron mucho de su tiempo en mi compañía y la del Profr. J. Jesus Acuna, con amistosa solicitud cuando ambos enyesados en brazos y piernas e impedidos para movernos solos, muy pocos amigos se acercaban a nosotros, seguramente por la muerte de Antonio Acosta en el accidente origen de nuestra incapacidad. Estos versos surgieron en la cama de un hospital ante el temor de un infarto y morir con un amoroso recuerdo. Sábado 14 de Septiembre de 1985.
Gila Regional Medical Center en Silver City N. M.- USA