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Dikt Hijos desnaturalizados

HIJOS DESNATURALIZADOS

Eran tres hermanos distintos en todo.
Sin rasgos iguales ni en piel ni en decoro;
Y, a pesar de todo, eran tres hermanos
Cuya madre un día los quiso tener
No obstante el peligro que al parir los triates
La muerte al acecho la pudo prender.

Los tres fueron criados con iguales reglas
En la ranchería do el padre murió,
Y al crecer se fueron pretextando estudio
Que a su edad adulta nada les sirvló.

Uno con sus cuates aprendió con mañas
A hacer de su vida pesado furgón
Cargado en delitos y múltiples faltas
Que hubo de purgarlas en fría prisión.
El otro, «el carita», sintió ser el fino
Que a mujeres ricas supo conquistar,
Evitando en todo sufrir la fatiga
Que un trabajo digno reviste de honor.

Finalmente el hijo menos agraciado
De su madre el niño de obediencia al cien,
Escogió el camino del cristiano errado
Que confunde rito con santo fervor;
Se ordenó soldado de Cristo y su Iglesia
Pero enviado a Roma nunca más volvió.

La madre ya anciana, ordeñando a diario
Famélicas cabras y arando la tierra
De hierbas poblada, pasó largas horas
De insomnio y de pena rogándole a Dios,
Que pronto sus hijos a velar por ella
Volvieran un día buscando su amor.

Sólo imaginaba verlos en la puerta
Del jacal de paja remedo de hogar,
Para estar con ella para darle abrigo,
O darle alimento, o darle calor.

La pobre viejita vivió abandonada
En la tierra agreste de empinados cerros,
De arroyos tan secos como su aflicción.
El tiempo sin pausa corrió lentamente
Añorando siempre como madre fiel
Con ver sus trillizos aunque fuera un poco,
Y en sus frentes besos posar con pasión.
Sentirlos muy cerca como cuando infantes
Uno a sus espaldas, seguro morral,
Y dos en sus brazos con fiel devoción
Cada que iba al pueblo los llevaba ansiosa
Cual si algo avisara la distancia enorme
Que habrían de marcarle con su desamor.

Una noche aciaga de intensa tormenta
Plugo al mal destino ponerle final
Al viacrucis santo de materno ultraje
Sin más esperanza para su ilusión.
Dormida y soñando gozar de sus hijos,
Como en tiempos idos que en vano añoró,
Sus días la cuenta cerraron precisos
Con truenos y rayos de fuerte aluvión
Bajo un cielo negro como su dolor….

Los hijos ajenos al drama tan triste
Nunca se enteraron que bajó el telón.
Nada de provecho lograron sus vidas
En burdos tablados de proscenio cruel,
Cuyos asistentes tampoco supieron
De la mala entraña que el infierno urdió,
Sembrando en sus almas un filial cinismo
Que un sepulcro en vida a su madre enterró…

15 de febrero de 1967 Una leyenda del Rio Sonora, cerca del pueblo de Baviácora, contada por ancianos longevos acerca de lo que oyeron de sus mayores. Imposible de comprobar a más de 200 años de haber tenido lugar tan triste historia.



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Dikt Hijos desnaturalizados - Antonio Munguia