Poesía española

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Dikt El secreto de la oracion

En la lejana paz de la montaña
Me senté a descansar mirando al cielo.
Las nubes en dibujo a pleno vuelo
Trazaban formas en sólida maraña.

Era un constante cambio de figuras
Adoptando las formas terrenales;
Lo mismo de arboledas que animales,
Edificios y finas esculturas:

Las obras que Dios pone cada día
Al paso del humano en esta tierra,
Igual que hechuras con las que destierra
El terrícola su ocio y su manía.

Todo las nubes lo exhibían largo
Y majestuoso en célico atractivo.
Le di gracias a Dios por estar vivo
Y poder admirar este milagro.

Pero de esa experiencia solitario
En esa altura montaraz durmiente,
Pude ver que el deseo de mi mente
Daba origen a aquel magno escenario.

Era yo mismo. Al concentrarme daba
A las nubes la forma apetecida,
Y me propuse hacerlo con mi vida
Para ver si también me resultaba.

Y empecé con beatífica encomienda
Pidiendo a Dios que a nombre de Su hijo
Concediera favores como dijo
Jesús, dándole al fiel lo que pretenda.

Fue Su promesa la sana respuesta
Con garantía de ser bien colmada;
Mas no lograba fuera vinculada
Mi demanda y Su rápida contesta.

Hasta que al fin pedí para otra gente
En suficiente cantidad sin lujo.
De inmediato este cambio me produjo
Lo que en el monte y nubes fue patente.

Aprendí a orar como Jesús dijera
Y de inmediato funcionó el intento,
Por eso ahora cuando pido siento
Que al darnos Dios respuesta bien Se esmera,

Para que al permutar con Sus criaturas
Amor a cambio de necesidades,
Sepamos suprimir frivolidades
Al orar por hermanos y venturas

Que abran las puertas de albo paraíso,
Dispuesto desde siempre al hospedaje
De los que al preparar su último viaje
Oren con el fervor que Cristo lo hizo.



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Dikt El secreto de la oracion - Antonio R Munguia