Dikt Juego de niÑos
Para Marcelo,
Juan Manuel
Y Hernán.
Los juegos infantiles corren en las piernas de los chicos, saltan en
La rayuela, se dispersan en la mancha y se buscan en las escondidas.
Después, descansan en el cerebro de los adultos, se introducen en su
Conciencia, son su distracción, su cualidad de ausente, su retorno.
Es que a todos nos ha costado mucho llegar a ser niños, y, más aún,
Después de ser hombres.
Y ahora estamos frenando las ganas de ver bailar un trompo olvidado,
De sacar más rápido que nadie el revólver de la cartuchera y de
Esconder cofres en el fondo de la casa, donde muchas veces se nos
Unía, en esa co njetural isla del tesoro, el amigo inventado,
Silencioso y leal.
Si a uno le pasa todo esto, dirán: es un niño. Porque la dificultad
De muchos adultos para regresar a la infancia – aunque sea tan sólo
Por porciones del tiempo – se manifiesta en un torpe desparramar los
Castillos de arena de esas inocentes playas, tan obstinadas. Y dicen
Del otro, del semejante: es un niño, como si lo bello fuera ser
Adulto, como si el mundo de los mayores guardara un orden o una
Armonia inalcanzable, una transparencia.
Ya alguien ha sentenciado que un hombre es lo que oculta. Y lo que
Ocultan los hombres, se nos ocurre, son sus días y sus noches de
Niñez, con sus soldados de plomo que renacen después de cada batalla
Y el sombrero de papel y el palo de escoba para sus hermosos
Desfiles sin augurios.
A veces uno destapa esa cajita de la infancia, saca una imagen dulce
Entre otras muchas. Y no convida a los amigos. Porque es un gusto
Que se revive alejado, en una actitud distraída y oportuna. A veces,
Algunos encuentran en su cajita, junto a un caramelo y un lápiz de
Colores, una imagen amarga o no tan dulce. Y entonces uno revuelve
Mejor, hasta que halla la sonrisa entre un llavero viejo de papá y
Varias tapitas de botellas.
Por eso, cuando se habló de la poesía como de «niñez fermentada», se
Abarcó en verdad todo lo que es poesía; todo lo que es arte, en
Suma. Y de alguna manera, la vida que imita al arte, según la
Ilusión de los estetas o el consuelo de los trashumantes, plásticos,
Aedas, volatineros, arúspices y saltimbanquis.
Y si un niño no es un poeta (porque para ser tal los maestros lo
Quieren fermentado), es innegable que cada niño es un poema. Un
Poema que empieza a escribirse solo, sobre una página en blanco. Un
Poema de imágenes, de gestos, de piel y de paz. Con un lenguaje tan
Tácito y tan inteligente que se expresa sin dificultad y sin temor
De ser comprendido. Un lenguaje que se vive en libertad.
Es eso lo que han querido desveladas escuelas poéticas, con ismos
Que intentaron sobresaltar la impavidez de la realidad: un volver a
Ser niños, un comunicarse recuperado, un transcurrir en un cosmos
Emocional con habla propia, con los signos primeros, iniciales,
Descubridores. Los signos que, después, estructuran solapadamente
Esa siesta forzada, sin juegos ni frutas verdes, bajo la vigilante
Mirada de mamá, al principio, y luego de los que mandan,
Simplemente. La siesta morosa y repetida que una convención llama
Vida, ocultándonos en rigor la verdadera vida que siempre está
Despierta, pero en penitencia.
Y viene enseguida el otro cosmos, el de ser ya persona o ciudadano,
El de la relación cortés y racional, el de las maneras y las manías,
Envuelto en la reflexión de que en un mundo así no vale la pena
Tener ilusiones. Y en cambio de ello ¿qué?
Por eso los niños son los únicos que tienen razón y, por lo tanto,
Los únicos que merecen ser imitados. Son más maduros en su conducta
Que nosotros: dicen lo que sienten, hacen lo que quieren, reciben su
Premio o su castigo, no tienen miedo de amar o de expresar su amor,
Son honestos con ellos mismos.
Sus juegos no son fugas como los nuestros: son su realidad. Sus
Mismas inquietudes contienen más ambición, porque van desde el
Abordaje en el siglo dieciséis hasta la búsqueda de tribus
Primitivas en la densidad africana y el encuentro de nuevos mundos
En el corazón de las galaxias. Son los héroes de sus propias
Historias y, mientras en el mundo se hostiliza, ellos despiertan con
Un beso a la bella durmiente del bosque.
Nosotros no tenemos esa suerte o ese coraje. Pero todavia, si
Queremos, podemos encontrarnos muy alegres en los ojos de un niño.