Dikt Ad occidentem versus
Veréis caer los soles de la mentira,
Los soles falsos, de un país oxidado apenas,
Veréis morir a los hombres lentamente
Bajo árboles cargados de lentitud y hermosura,
Embriagarse en voz baja.
Buscando la mujer ciega de otra edad
Transparente.
También los hombres caen lejos, caen en la
Soledad,
Se incorporan en el polvo, aún sus manos
Porfían
Enfebrecidas por el acoso del alba
Y la amargura de la noche
Que sube y sube a las alturas de la sangre.
Otra vez la mirada húmeda entre cerraduras
Y ángulos de sed por donde el frío desciende
Solicita un instante de oasis para caer herida,
Otra vez las voces prolongadas claman entre el
Ramaje
Y el atardecer pliega su túnica
De carne fija, fija para siempre.
Pero vivir es la ocasión bajo un toldo de paz,
El vestido se reduce a un día de viento,
A un alrededor de flor dispuesta a vencer
Por un don de lluvia o materia muerta.
Entonces lo que permanece son las sombras
Frágiles como deseos hundidos, o nubes blancas
Descendidas al valle entre cantos de paz.