Poesía española

Poemas en español


Dikt JardÍn contiguo

La oscuridad que digo se reduce

A tres únicas lámparas.

El jardín que yo digo se extiende hasta la puerta

De la casa cerrada, en las inmediaciones

De un río silencioso que cruza la ciudad y la divide

En dos partes iguales.

Con un árbol antiguo y un banco de madera

Que permanece húmedo durante todo el año;

Con una nube inmóvil

Que recuerda a las otras pero que tiene a veces,

Dibujando sus límites, tonalidades rojas.

El jardín que yo digo está cubierto

Por tres dedos de sal, tiene por tanto

Esa fisonomía de lo que, para el mundo, permanece excluido.

A uno y otro lado los objetos, los seres invisibles,

Señalan el lugar hacia el que todas

Las miradas convergen,

El origen exacto de la melancolía: un animal que pace

Entre la adormidera; el tilo dulce, sin hojas;

El cansancio violeta de la tarde

Sobre el borde del día o las paredes

Vencidas de la casa, complacientes

En la cosmogonía de su sombra.

La tristeza es eterna como el gesto de un árbol

O la sabiduría.

Como este río profundo en cuyas aguas

Un hombre sobrevive, como el río

Con una sola onda que discurre

Sin tiempo y sin memoria,

Equidistante siempre de la vida y la muerte.

Agua apacible

Que fluye en las ermitas

Y en las proximidades de los grandes silencios.

El jardín que yo digo está formado

De pequeñas derrotas

Agrupadas en círculo en torno a los residuos

Levemente amarillos de las hojas

Que viven en el suelo.

Desde que vine aquí

Me he vuelto sigiloso: mi corazón ya es noble

Como el que se alimenta

Del fruto de la muerte,

De sus tiernas raíces y sus complicidades, de la pura

Soledad de la sal.

¿Qué puedo hacer entonces, si adquirí la costumbre

De darme en la tristeza?



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Dikt JardÍn contiguo - Basilio Sánchez