Poesía española

Poemas en español


Dikt El aturdido

De química un profesor,
Porque a su intento convino,
Con espíritu de vino
La humedece, y sin temor

A su mano aplica fuego,
Que ardía sin propio daño.
Y del fenómeno extraño
La explicación daba luego.

Violo un mozo casquivano
Que la explicación no oyó,
Y lo propio ejecutó
Mojando en agua la mano.

Demás está el afirmar
Que se abrasó el mentecato;
Vino el padre a poco rato
Y le oyó así lamentar:

«¡Oh! ¡qué terrible dolor!;
Ved cómo tengo el pellejo;
Por seguir vuestro consejo
Esto me pasa, señor.»

«¿Mi consejo por seguir?»
Dijole el padre asombrado.
«¿Lo que en clase haya observado
No me mandáis repetir?

Si es sencillo experimento
(¡Ay!; ¡la mano se me abrasa!)
¿No me decís hazle en casa,
Hazle otra vez, hazle ciento?»

Pues bien: hoy el profesor
Con agua un vaso sacó
Y la mano en él metió
Mojándola en el licor.

Luego va con mucha flema,
La pone junto a la llama
Y la mano se le inflama,
Y (esto pasma) no se quema;

Yo lo mismo practiqué
Cuando a casa hube llegado,
Y harto caro me ha costado,
Viéndolo estáis, me abrasé.

¡Ah, señor! El otro día
Decíais «la imitación
Ayuda la educación…»
«Y lo repito, a fe mía,

Tornó el padre a replicar ;
Ni sé yo por qué te quejas;
Lo que referido dejas
¿Es por ventura imitar?

El que en ayunas se queda
De la causa y la razón
Y a repetir va una acción,
Este no imita, remeda.

El que la razón medita
Y al repetir lo que ve
Sabe el cómo y para qué,
Este no remeda, imita.

Y ya que dártela puedo
No olvides esta lección:
Es útil la imitación,
Es pernicioso el remedo.»



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Dikt El aturdido - Concepción Arenal