Dikt Punto de rocÍo (17)
Estuve esta mañana en el bautismo de Agustín de Hipona de manos del obispo Ambrosio,
Venía de visitar al amanecer el taller donde Anaximandro dibuja el primer mapamundi,
Es un día cualquiera en la imaginación de Hans Christian Andersen el señor de las hadas,
Y en la otra esquina Leonardo el taxidermista de las ciencias de la naturaleza se desvive,
Es posible que Berkeley no haya podido dormir en su nido de encajes idealistas,
Sobre todo porque en el jardín aledaño Nietzsche sigue sembrando semillas alarmantes,
Y el aire frío de la madrugada acaba de matar a Descartes con la más perfecta impunidad,
Es hora de descansar unos instantes mientras el pensamiento se lava las manos,
Como lo ha hecho siempre en los momentos de perplejidad,
Cuando la fatiga de la razón exige alguna pócima sonriente,
¡Dios mío, qué ingratitud la de los juegos del tiempo!,
Si no fuera porque tengo el auxilio de esta pequeña atmósfera de aromas estelares,
Donde me ofreces los ungüentos de la perlada paz doméstica,
Ya habría regresado al redil de Epicuro, sin otra indumentaria que la del tímido viajero.