El autor Enrique González Martínez

Iremos por la vida como dos pajarillos que van en pos de rubias espigas, y hablaremos de sutiles encantos y […]

Sobre el dormido lago está el saúz que llora. Es el mismo paisaje de mortecina luz. Un hilo imperceptible ata […]

¡Oh, casa con dos puertas que es la mía, casa del corazón vasta y sombría que he visto en el […]

Y pienso que la vida se me va con huida inevitable y rápida, y me conturbo, y pienso en mis […]

¿Te acuerdas de la tarde en que vieron mis ojos de la vida profunda el alma de cristal?… Yo amaba […]

Del jardín de mis hurtos, fui señor y soy reo. Abrí todas las puertas del edén de la vida, si […]

El iris de las alas bajo el manto; en la pálida sien, lauro y encina, rubor de rosa y de […]

Dolor, si por acaso a llamar a mi puerta llegas, sé bienvenido; de par en par abierta la dejé para […]

Refrené mis ansias de conocerlo todo… Hoy gusto de ir sin brújula, extraviado el camino, con la frente a los […]

Porque ya mis tristezas son como los matices sombríos de los cuadros en que la luz fulgura; porque ya paladeo […]

Cuando sepas hallar una sonrisa en la gota sutil que se rezuma de las porosas piedras, en la bruma, en […]

Busca en todas las cosas un alma y un sentido oculto; no te ciñas a la apariencia vana; husmea, sigue […]

Hay horas en que imagino que estoy muerto; que sólo percibo formas amortajadas de tiempo; que soy apenas fantasma que […]

Como hermana y hermano vamos los dos cogidos de la mano… En la quietud de la pradera hay una blanca […]

Del viejo parque en el rincón lejano, echo para el amor tibio y discreto, aspiraba el secreto de la muda […]

Camino del silencio se ha ido. Va adelante de mí. Lleva su antorcha a salvo ya de la traición del […]

Tuércele el cuello al cisne de engañoso plumaje que da su nota blanca al azul de la fuente; él pasea […]

Soledad, bien te busqué mientras tuve compañía… Soledad, soledad mía, viniste cuando se fue… De tus brazos me escapé cuando […]

Llegó una vez, al preludiar mi queja bajo el amparo de la tarde amiga, y posó su piedad en mi […]

Mi abismo se llenó de su mirada, y se fundió en mi ser, y fué tan mía, que dudo si […]