Dikt Si la noche cayera
¿No te renuevas?
Un sentido sibilino evocado,
La obsesión por el misterio que recorre la noche en harapos,
ausente de sí o al menos tomada por lo que no comprende,
Es así que nos damos las manos,
La voz de Paula Cole en el concierto de Peter Gabriel,
En tus ojos, en tus ojos, me recuerdas que Nerval decía
A George Bell que se nutría de su propia esencia y no se renovaba.
Somos subversivos patéticos o lánguidos apasionados,
Dopados por las comodidades del registro civil,
Sudores enojosos, un devaneo cartesiano,
Nada que nos eleve al supremo nivel de metáfora alguna.
¿A qué temes en tu paseo nocturno?
¿El drama de la noche será tan compacto voraz penetrante
como la idea de que cruzas despierta delante de todo?
¿No abrirías una ventana en tu piel?
Vista nocturna, tarjeta postal, escena perdida de un film,
¿lees todavía mi cuerpo en libre asociación?
Tenemos sexo con los hijos y amigos, nos sentamos en un bar
para grandes carcajadas nocturnas, lo auspicioso no necesita interpretación,
En tus ojos, asombros florales tomando forma humana,
El libro que se lee a sí mismo consciente de la existencia de otras páginas,
Garabatos de un dilema fatídico,
Nunca supimos lo que ocurrió en realidad.
Un mito cualquiera se agita,
Tú eres mi gozo, seré tu inmensidad.
El arreglo floral sobre la mesa nos dice que la noche insiste en recuperarse.
El verso cae sobre el paño.
¿No te renuevas?
¿Quién hace la pregunta?
«El desánimo ha escrito versos mejores que la alegría de vivir».
Esto se dice en todo instante a un corazón que se siente traicionado.
Páginas de desaliento, rostros sofocantes, no eres nada,
tú no eres nada y aún así te amo,
Oh infierno cortés, dinastía de sentidos objetivando algo,
El amor sigue siendo toda la intransigencia posible,
El golpe menos artificial del ser,
El abuso central de nuestras limitaciones.
Al menos, si la noche cayese yo podría abrir tus brazos
De un extremo al otro y colgarte de ella, lamiendo tu cuerpo
En negación de todo sacrificio, hijos, sexos, planes,
Bendiciones, sudores, financiamientos, mi lengua dando
Cuenta de tus sabores; la noche, la noche no es nada, Nerval,
el mundo cae sobre nosotros el día entero,
Amo y desamo a toda hora, lo que en mí hay de más mediocre
No espera ya la noche para manifestarse,
No vamos a ninguna parte, dopados por laudos inventados,
acuerdos de sindicatos, votaciones en la cámara,
Tu cuerpo suspendido y sin sentido, porque ya no sé qué hacer con él,
Ya no sé qué cosa escribir.
¿De qué muere exactamente la fe en un cuerpo?
¿Del anuncio de un método? ¿De una sospecha de fraude?