Dikt De monte albÁn a tiwanaku
La historia antigua es como un hilo,
Se rompe, se quiebra y se consume.
¿En dónde están los rostros, las voces,
Los mascarones de estuco?
En estos siglos de silencio
Se ha perdido el canto del colibrí.
Los mascarones están en Kalasasaya
Y en el Palacio de Monte Albán,
Los portones megalíticos,
Gemelos,
Los códices insepultos,
El recuerdo, los sueños,
Los rumores, la luz,
La otra luz.
No se ha perdido la estrella que ilumina el alba,
Ni el corazón del hombre
Dibujado en la cordillera
Con sus nieves en flor.
La tierra guarda sus secretos
Y el humo de las palabras hace círculos en el horizonte.
Un cóndor,
Una águila azteca,
El fuego consume la oscuridad.
Hablar a la sangre,
Al pueblo indoamericano,
Latinoamericano,
Hispanoamericano,
Al mundo prehispánico.
Hablarle a la otra sombra,
Hoy es agosto para siempre,
Para toda la vida,
Los augurios,
Ayer fue el eco,
El sonido se repite,
Otra vez aparece el viento de la tarde,
Esa delgada sombra con sus manos abiertas.
Otra vez el reflejo y el llanto,
Una lágrima cae en el filo de la espada
Como un remordimiento.
Pesa el pasado
Y pesa la hora como un siglo de desdichas.
Vuelve a amanecer,
El tiempo trae nuevas auroras,
El canto del colibrí renace
Y la estrella se oculta tras la colina.
Se oye de nuevo la voz antigua sin reclamos,
La alegría y la tristeza se armonizan,
El agua envenenada desaparece,
La tierra ha florecido de una manera diferente,
El águila azteca-zapoteca de Monte Albán y Teotihuacan
Rompe los aires del espacio y del tiempo
Y se encuentra con el cóndor en Tiwanaku
En un vuelo de luces sobre el arcoiris.