Dikt Chaleco salvavidas debajo de su asiento
A mí no hay nada que me salve de este llanto y este vértigo.
de esta voluntad de comerme las horas para sacarte esa rabia
cocida con hilos negros. ya ves, mi mala costumbre de abrir
corazones con la lengua enredada, con las manos hambrientas.
mi afán de no hablar, de sólo intuir, de pensar que basta un
silencio cortando los labios para ser transparentes.
una advertencia bastante anunciada: ese diablo en tu pecho no
es apto para turistas. no es un lugar que se deja,
que se bebe en la esquina, que se olvide en la playa,
en el cuarto de hotel o en las sábanas limpias.
porque uno corre el riesgo de anclarse, de marcharse sin ojos y
ser uno más de los que dicen amar encerrados en casas.
a mí no hay nada que me salve. me sé muy bien esta historia de náufragos.
no necesito instrucciones ni salvavidas.
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