Poesía española

Poemas en español


Dikt Los signos del juicio final

Sennores, si quisiéssedes attender un poquiello,
querríavos contar un poco de ratiello
un sermón que fue preso de un sancto libriello,
que fizo sant Jerónimo, un precioso cabdiello.

Nuestro padre Jherónimo, pastor de nos e tienda,
leyendo en ebreo en essa su leyenda,
trovó cosas estrannas, de estranna facienda;
qui las oír quisiere, tenga que bien merienda.

Trovó el omne bueno entre todo lo ál,
que ante del Judicio, del Judicio cabdal,
verrán muy grandes signos, un fiero temporal,
que se verá el mundo en pressura mortal.

Por esso lo escripso el varón acordado,
que se tema el pueblo que anda desvïado,
mejore en costumnes, faga a Dios pagado,
que non sea de Christo estonz desemparado.

Esti será el uno de los signos dubdados,
subirá a las nubes el mar muchos estados,
más alto que las sierras e más que los collados,
tanto que en sequero fincarán los pescados.

Pero en su derecha será él muy quedado,
non podrá estenderse, será como elado,
como parés enfiesta o muro bien labrado,
quiquiere que lo vea será mal espantado.

En el secundo día pareçrá affondado,
más vaxo que la tierra, bien tant com fue pujado;
de catarlo nul omne sól non será pensado,
pero será aína en su virtut tornado.

En el tercero signo nos conviene fablar,
que será grant espanto e un fiero pesar,
andarán los pescados todos sobre la mar,
metiendo grandes voces, non podiendo quedar.

Las aves esso misme, menudas e granadas,
andarán dando gritos todas mal espantadas;
assí farán las bestias por domar e domadas,
non podrán a la noche tornar a sus posadas.

El signo empués ésti es mucho de temer,
los mares e los ríos ardrán a grant poder;
desarrarán los omnes, iránse a perder,
querriénse si podiessen so la tierra meter.

El quinto de los signos será de grant pavura,
de yervas e de árbores e de toda verdura,
como diz sant Jherónimo, manará sangre pura;
los que no lo vidieren serán de grant ventura.

Será el día sexto negro e carboniento,
non fincará ninguna lavor sobre cimiento,
nin castiellos nin torres, nin otro fraguamiento,
que non sea destructo e todo fondamiento.

En el día seteno verrá priessa mortal,
avrán todas las piedras entre sí lit campal;
lidiarán como omnes que, se quieren fer mal,
todas se farán piezas menudas como sal.

Los omnes con la cuyta e con esta pressura,
con estos tales signos de tan fiera figura,
buscarán do se metan en una angostura;
dizrán: «Montes, cobritnos ca somos en ardura.»

En el octavo día verrá otra miseria:
tremerá tod el mundo mucho de grant manera,
non se terrá en piedes ninguna cannavera
que en tierra non caya, non será tan ligera.

En el noveno día verrán otros porteros,
aplanar’s án las sierras e todos los oteros;
serán de los collados los valles companneros,
todos serán iguales, carreras e senderos.

El día que viniere, el noveno passado,
istrán todos los omnes, quisque de su forado;
andarán estordidos, pueblo mal desarrado,
mas de fablar ninguno sól non será pensado.

El del onzeno día, si saberlo queredes,
será tan bravo signo que vos espantaredes;
abrirse án las fuessas que cerradas veedes,
istrán fuera los huessos de entre las paredes.

Non será el dozeno qui lo ose catar,
ca verá por el Zielo grandes flamas volar;
verá a las estrellas caer de su logar
como caen las fojas quand caen del figar.

Del trezeno fablemos, los otros terminados,
morrán todos los omnes, menudos e granados,
mas a poco de término serán resucitados,
por venir al Judicio justos e condenados.

El día quarto décimo será fiera varata,
ardrá todo el mundo, el oro e la plata,
balanquines e púrpuras, xamit et escarlata,
non fincará conejo en cabo nin en mata.

El día postremero, como diz el propheta,
el ángel pregonero sonará la cometa;
oírlo án los muertos, quisque en su capseta,
correrán al Judicio quisque con su maleta.

Quantos nunca nascieron e fueron engendrados,
quantos almas ovieron, fueron vivificados,
si los comieron aves o fueron ablentados,
todos en aquel día allí serán juntados.

Quantos nunca murieron en qualquiere edat,
o ninnos o eguados, o en grant vegedat,
todos de treinta annos, cuento de Trinidat,
verrán en essi día ante la Magestat.

Serán puestos los justos a la diestra partida,
los malos a siniestro, pueblo sines medida;
el Rey será en medio con su az revestida,
cerca de la Gloriosa, de caridat complida.

Allí será traído Judas el traïdor,
que por su abze mala vendió a su Sennor;
como él lo meresce verrá con tal honor,
veráse en porfazo, non podrié en mayor.

Tornar’s há a los justos el Reï glorïoso,
ferlis há un sermón temprado e sabroso:
«Venit los benedictos del mi Padre precioso,
recebit el mi regno largo e delicioso.

Rescebit gualardón de lo que me sirviestes,
ca quando ovi famne vos bien me apaciestes,
vidiéstesme sediento, bien a bever me diestes,
si me menguó vestido, de grado me vestiestes.

Quando a vuestras puertas demandava posada,
vos luego me la diestes con voluntat pagada;
en las cuitas que ovi, trové en vos entrada,
quiérovos yo agora de todo dar soldada.

De lo que me serviestes, buen gualardón avredes,
por seculorum sécula conmigo regnaredes;
vivredes en grant gloria, nunca pesar veredes,
siempre laudes angélicas ante mí cantaredes.»

Tornará a siniestro sannoso e irado,
dezirlis há por nuevas un esquivo mandado:
«Idvos los maledictos, ministros del Peccado,
it con vuestro maestro, vuestro adelantado.

It arder en el fuego que está avivado,
pora vos e a Lúcifer, a todo su fonsado;
acorro non avredes, esto es delibrado,
a qual sennor serviestes recibredes tal dado.

Quando famne avía, andava muy lazrado,
oírme non quisiestes nin darme un bocado;
si yo grant set avía, non aviédes cuidado,
e muy bien vos guardastes de darme hospedado.

Si vos alguna cosa me oviéssedes dada,
yo bien vos la terría agora condessada;
mas soviestes tan cruos que non me diestes nada;
yo la vuestra crüeza non la he oblidada.

Quando el pobreciello a vuestra puerta vino,
pediendo en mi nomne con hávito mezquino,
vos dar no li quisiestes nin del pan nin del vino,
oy si vos d’é1 pensássedes él vos serié padrino.»

Presos serán los ángeles, ángeles infernales,
con cadenas ardientes e con fuertes dogales;
cogerlos án delante con azotes mortales,
?Jhesu Christo nos guarde de tales serviciales!

Levarlos án al fuego, al fuego infernal,
do nunca verán lumne si non cuyta e mal;
darlis án sendas sayas de áspero sayal,
tal que cascuna d’ellas pesará un quintal.

Avrán famne e frío, temblor e calentura,
ardor buelto con frío, set fiera sin mesura;
entre sus corazones avrá muy grant ardura,
que creer non quisieron la Sancta Escriptura.

Comerlos án serpientes e los escorpiones,
que an amargos dientes, agudos aguijones;
meterlis án los rostros fasta los corazones,
nunca avrán remedio en ningunas sazones.

Darlis án malas zenas e peores yantares,
grant fumo a los ojos, grant fedor a las nares,
vinagre a los lavios, fiel a los paladares,
fuego a las gargantas, torzón a los ijares.

Colgarán de las lenguas los escatimadores,
los que testiguan falso e los escarnidores;
non parcirán a reyes nin a emperadores,
avrán tales servientes quales fueron sennores.

Los omnes cobdiciosos del aver monedado,
que por ganar riqueza non dubdan fer peccado,
metránlis por las vocas el oro regalado,
dizrán que non oviessen atal aver ganado.

Los falsos menestrales e falsos labradores
allí darán derecho de las falsas lavores,
allí prendrán emienda, de los falsos pastores;
que son de fer cubiertas maestros savidores.

Algunos ordenados que lievan las obladas,
que viven seglarmente, tienen sucias posadas,
no lis avrán vergüenza las vestias enconadas,
darlis án por ofrenda grandes aguijonadas.

Los omnes soverviosos que roban los mezquinos,
que lis tuellen los panes, assí facen los vinos,
andarán mendigando corvos como encinos;
conteçrá esso mismo a los malos merinos.

Los que son invidiosos, aquessos malfadados,
qui por el bien del próximo andan descolorados,
serán en el infierno de todos coceados,
ferlis án lo que facen madrastras a annados.

Las penas del infierno de dur serién contadas,
ca d’éstas son muchas e mucho más granadas;
Jhesu Christo nos guarde de tales pescoçadas,
qui guardó a sant Peidro ennas ondas iradas.

Cambiemos la materia, en otro son cantemos,
en raçón desabrida mucho non detardemos;
a la buena companna de los justos tornemos,
el bien que esperamos, esso versifiquemos.

El Reï de los reyes, alcalde derechero,
qui ordena las cosas sin ningún consegero,
con su processión rica, pero El delantero,
entrará enna gloria del Padre verdadero.

La companna preciosa, de Christo consagrada,
del Padre benedicta, del Fijo combidada,
entrará en el Cielo alegre e pagada,
rendiendo a Dios gracias, a la Virgen ondrada.

Los ángeles del Cielo farán grant alegría,
nunca mayor d’aquélla ficieron en un día,
ca verán que lis cresze solaz e compannía,
¡Dios mande que entremos en essa confradía!

Dexemos de las penas de los malastrugados,
digamos de los gozos de los bienventurados;
éstos serán más grandes, demás serán doblados,
la alma con el cuerpo ambos serán juntados.

El cuerpo e la alma yaçrán en refrigerio,
esso clama doblado gozo el evangelio;
otrosí los dampnados avrán doble lazerio,
devié movernos mucho sólo esti proverbio.

De la primera gracia vos queremos decir,
avrán vida sin término, nunca an de morir;
demás serán tan claros, ?non vos cuido mentir?
non podrién siete soles tan fuertmientre lucir.

Serán mucho sobtiles, en veer muy certeros,
no lis farán embargo nin sierras nin oteros,
nin nieblas nin colinas, nin leguas nin migeros,
verán del mundo todo los cabos postremeros.

Avrán la quarta gracia por mayor complimiento,
serán mucho ligeros más que non es el viento;
volarán sus e yuso a todo su taliento,
en escripto yaz esto, sepades, non vos miento.

Assí serán ligeros, ésta es la verdat,
como es en nos mismos la nuestra voluntat,
que corre quanto quiere sin nulla cansedat;
en qual comarca quiere, y prende vezindat.

Avrán el quinto gozo que de todos más val,
que serán bien seguros de nunca aver mal;
sennor que a sus siervos da gualardón atal,
éssi es verdadero, nadi non crea ál.

Todos abrán femencia en laudar al Sennor,
avrán entre sí todos caridat e amor;
non terrán por la paz oración nin clamor,
nin catarán las nubes si tienen mal color.

Jhesu Christo nos lieve a essa compannía,
do tantos bienes yazen e tanta alegría;
guíenos la Gloriosa, Madre Sancta María,
que es fuente de gracia e mana cada día.

Quando el Rey de Gloria vinier a judicar,
bravo como león que se quiere cevar,
¿quí será tan fardido que lo ose sperar?
ca el leon irado save mal trevejar.

Las Virtudes del Cielo, dizlo la Escriptura,
las que nunca ficieron liviandat nin locura,
éssas en essi día avrán muy grant pavura,
ca verán el alcalde irado sin mesura.

Quand los ángeles sanctos tremerán con pavor,
que yerro non ficieron contra el su Sennor,
¿qué faré yo, mezquino, que só tan peccador?
Bien d’agora m’espanto, tanto he grant pavor.

Porque de la su vista me quiera asconder,
nin será aguisado nin avría poder;
yo razón non podría contra El mantener,
seo mal aguisado por ant El parescer.

Non avrá essi día ningunos rogadores,
todos serán callando, justos e peccadores;
todos avrán grant miedo e muy grandes temblores,
pero los de siniestro más grandes e peores.

Verán por el su ojo los infiernos ardientes,
como tienen las vocas abiertas las serpientes,
como sacan las lenguas e aguzan los dientes,
entendrán bien que tienen a mala parte mientes.

Aquél será el día que diz la Escriptura,
que será mucho luengo e de grant amargura,
onde deviémos todos aver ende pavura;
será qui ál ficiere de grant mala ventura.

Luengo será el día a los bienventurados,
ca nunca avrán noche que sean embargados;
será amargo mucho pora los condempnados,
que serán pora siempre del bien desfeduzados.

El día del Judicio mucho es de temer,
más que ninguna cosa que podiesse seer;
avrá omne sus males ante sí a traer,
non podrá nulla cosa de su mal esconder.

Todo quanto que fizo, menudo e granado,
fuera si penitencia lo ovo deslavado,
todo será a ojo en medio del mercado,
conoscerlo án todos, non lis será celado.

Las vidas de los omnes allí serán contadas,
de malos e de buenos serán fuert porfazadas;
como serán abiertas sin puertas las posadas,
pareçrán las paredes que fueron mal tapiadas.

La cuyta del Judicio será muy desguisada,
por omnes nin por ángeles nunca será asmada;
¡válanos Jhesu Christo, la su Virtut sagrada,
que estonz non podamos caer en desprunada!

Si cataren a suso verán a Dios irado,
de yuso el infierno, ardient e avivado,
derredor los dïablos sobra grant en fonsado;
con visïón tan brava ¿quí non será coytado?

Si cerraren los ojos porque non vean nada,
dentro será el bierven que roe la corada;
la mala repindencia de la vida passada,
que fue mala e sucia, fedient e enconada.

Jhesu Christo nos guarde de tales visiones,
a todos los christianos, mugieres e varones;
pora’l dïablo sean tales discreciones,
que da a sus amigos amargos gualardones.

Los qui somos christianos e en Christo creemos,
si estas visïones escusarlas queremos,
mejoremos las vidas, penitencia tomemos,
ganaremos la Gloria, el mal escusaremos.

Digamos Pater Nóster que nos esto ganemos,
laudemos la Gloriosa, mercet nos li clamemos;
todos Ave María a su honor cantemos,
que nos con el su Fijo e con ella regnemos. Amen.



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Dikt Los signos del juicio final - Gonzalo de Berceo