Dikt Líbrese del plagio
Leo en un periódico teológico y ultraconservador
en tránsito hacia lo reaccionario
que Ana Rosa Quintana
a quien se describe como una popular periodista
animadora
de la televisión española
fue descubierta plagiando obras tan famosas como
Mujeres de ojos grandes y Álbum de familia
escritas por Steel y Mastretta respectivamente
y que a la Ana Rosa la editorial Planeta
la castigó retirando su novela del mercado
mientras Random House la llevará ante los tribunales
para ventilarle los trapos y extirparle amígdalas
además de sacarle una cantidad indeterminada de lágrimas, sangre y billetes.
Para evitar que otras y otros repitan estas provisoriedades lúgubres
les tengo aquí una receta para plagiar sin que nadie lo advierta.
Tómese por ejemplo un artefacto de Nicanor Parra:
«La catástrofe es una e indivisible» y plágiela de la siguiente forma:
«El mar ha retirado su rostro de Matilde».
Le aseguro nadie advertirá el parecido.
Si quiere seguir copiando al mismo Parra, recuerde sus versitos
sobre el poeta y la muerte
esos que terminan con que el viejo se lo enchufa («Ya – pasa vieja cutufa/
ella que se le empelota/y el viejo que se lo enchufa»).
Escriba ahora, tal como si no lo conociera:
«Verde es el árbol de la vida, pero
no te reconozco, madre».
Si a quien quiere plagiar es a Monterroso
con su bobería ésa de «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí»
(cuestión que a los saurios nunca les ha hecho mayor gracia),
escriba: «Sin mirar, Gregorio Samsa supo sobre el mundo» o
«El cuervo había volado hacia las esquinas de Blake y Poe» o
«Penny Lane is in my ears and in my eyes».
Si uno se aprende estos truquitos
deja de tener problemas zodiacales con los planetas
y ninguna casa a trocheymoche lo usará para sus degüellos
Atiende a estas sugerencias, Ana Rosa
(¿por qué no te llamarías mejor Ana María?)
y podrás estar en la televisión con los calzones secos.