Dikt In tempore belli
Marchita su belleza en esquinas oscuras,
Su cuerpo corrompido de gusanos de noche,
Asediado de heridas, temblores y tumores
Ya no quiere vivir, desnudo y desterrado
Se aleja de los suyos. Agobiado de grietas
Es difícil mirarse en el espejo
Y ver una carroña sin forma ni esplendor,
Pergamino sonoro su piel en «de profundis»,
La cicatriz de la barbarie iluminada.
Imposible salvarse de esta guerra
Nivelando sus dedos de ungüentos y pomadas,
Poniendo contrafuertes a su cuello,
Sus vidrieras borrosas de luz ronca,
Un nido de serpientes reptando por su nuca.
¿Cómo vivir de ser el contemplado a contemplar,
De vender su hermosura a tener que comprarla,
De ser incendio a estar petrificado,
Rebosante de vida a sentirse cadáver?
Se sienta en la muralla del recinto,
Antes fortificado y defendido,
Esconde los juguetes venenosos,
Acaricia la miel de las ventanas
Y mirando la torre enmudecida,
La gran plaza vacía, espera al enemigo,
Ya perdida la llave del deseo,
Que regrese de noche y fusile a traición
Su sangre sulfurada de metralla roída.