Dikt Iii (oscilaciones)
La palabra es una proyección de lo imposible y el silencio su reflejo.
Estoy en un punto donde el delirio del pensamiento me aplasta.
Pese a todo, mi sombra me devuelve la plenitud de mi integridad.
Las manos comprimen los puñales y me asedian con constancia.
Mis ojos han perdido el brillo característico de su juventud.
Estoy en medio de una guerra que no comparto convertido en soldado infeliz de uno de los bandos.
El caos asiste a mi ruina y comprendo la inutilidad de toda actitud antagónica.
Mis músculos se aflojan en la medida en que comprendo que todavía me quedan posibilidades de vivir.
Tras sus huellas, en esta batalla increíble, asciendo hacia las vertientes del castillo opulento.
La cumbre me asfixia pero persiste la conciencia de la redención.
Pienso que al llegar a la torre podré, finalmente, atraparlos y concluir así mi explicación.
Las escaleras se multiplican mientras subo cada vez mas a prisa.
Contemplo la estancia vacía y los muebles en desorden.
Los enemigos han huido después de haber sido humillados por los vencedores.
A pesar de haber desertado, me siento satisfecho de esta victoria absurda.
Después supe que me habían fusilado.