Dikt Retorno (paréntesis)
Esta solía ser la calle donde jugabas,
La calle de los murciélagos
Surgiendo en tropel de las bodegas
Cuando afinaban sus élitros
Los primeros grillos de la noche,
La calle donde al sol, por las mañanas,
Dormían las lagartijas de las tapias.
Solía ser en esta calle
Donde ocupabas las tardes
Inmensas del verano
Entre el navazo y la playa,
Donde eran dulces las siestas y sencillas,
Largas, debajo de los árboles dorados,
La calle espectadora de los pájaros,
De insectos y de cal; de los visillos.
Solía ser la calle donde jugabas,
La calle de las primeras lluvias,
De las oscuras nubes de poniente
Y amarillas hojas otoñales.
La calle del silencio.
Después llegaba el invierno
Y podaban las moreras: la luz
Donde las ramas, sobre las piedras
Desnudas.
Cuántas veces, merienda en la mano,
Esperabas que tu padre
Regresara del trabajo
Con los primeros desmayos del crepúsculo.
Solía ser la calle donde jugabas,
La de amigos olvidados,
La de amigos ya turbios
Por la niebla del cronómetro,
La calle indeleble en la memoria
El paladar y los ojos. La calle
Donde vuelves perdido buscando las farolas,
A barrer con la vista las puertas del sueño,
A llorar la distancia con tus ojos vacíos,
A llenar de rumor ese hueco del alma.