Dikt FÉlix con guitarra
En el bar, la rancia morenez de les gitanos
-mendigos de propinas por su toque y por su cante –
Quedó pasmada al ver los fragilísimos dedos
Del filiforme Félix mimoseando en la guitarra.
Bares son en los que el pescador no pesca: simples
Radas marginales que enajenan al marino,
Caldo de cultivo para el ciudadano harto,
Desfogue del administrativo emancipado,
De la hija de papá y del forastero ávido,
De protésicos-viajantes-locos-y-mecánicos,
De todo aquel, en fin, ansioso de desbordar
Los límites hirientes de sus callosas manos,
Su rígida espalda curva – en la cerviz un clavo –
O el molde circunstancial de su conciencia ahormada.
Entonces las entrañas maduran gritos, Canciones
Que las oes boquiabiertas hacen solidarias
En un vuelco incierto de galáxicas miradas.
Cuando el silencio cundió – un parto del cansancio –
Como si fueran los zorros pasos de una araña,
Félix capturó la sumisión de los gitanos
Porque sus dedos sapientísimos no tocaban,
Sino que dúctilmente acariciaban, besaban,
Amorosaban – eso – las cuerdas de la guitarra.