Dikt Será mañana
Flores de invernadero en mitad de la escarcha,
ojos enlutados, vientres que se quiebran,
hijas sangrantes de la Madre Tierra,
cuerpos generosos que rezuman vida.
Rostros heridos por la lluvia helada,
manos con estigmas, brazos afligidos,
amor amordazado en la prisión de lo vivido,
ansias torturadas en el corazón del viento.
Días de penumbra diluidos en la angustia,
amaneceres sombríos, tardes de duelo,
tiempo de amargura bajo el negro cielo
del miedo agrio al aliento del verdugo.
Y en la vorágine del desgarro y el dolor,
el arrojo de afrontar la afrenta y renacer,
ángeles exhaustos desvelados por la luna.
Una aurora inesperada, rutilante se vislumbra
en el pardo horizonte derramando miel.
Turbia guerra no declarada que hizo nacer en la estirpe del varón al asesino; barbarie que insulta y ultraja a esta civilización envanecida en la que las razones se han trocado por los fogonazos de las armas; tiempo de cuchillos afilados y sangre a borbotones silenciando gargantas de mujeres inermes… Y en medio de este terrible holocausto, apenas una tenue brisa mueve las hojas dormidas de los árboles.
Que sea hoy la palabra el escudo contra la saña del cobarde, el verso, estación de paso hacia la libertad, y el poema, luz en los claroscuros de la infamia.
Y será mañana, sin duda, el día de la Canción en que, impelidas por nuestras manos laceradas en la noble lucha, definitivamente, han de volar palomas en mitad de las plazas con estatua.