Dikt Como la madre a quien falta
Como la madre a quien falta
el tierno y amado hijo
así estoy cuando no os veo,
dulcísimo dueño mío.
Los ojos de vuestra ausencia
son dos caudalosos ríos,
y el pensamiento sin vos
un confuso laberinto.
¿Adónde estáis, que no os veo,
prendas que en el alma estimo,
qué Oriente goza esos rayos
o qué venturosos Indios?
Si en los brazos de la Aurora
está el sol alegre y rico,
decid, siendo vos mi Aurora,
cómo no estáis en los míos.
Salís y ponéis sin mí,
ocaso triste me pinto,
triste Noruega parezco,
tormento en que muero y vivo.
Amaros no es culpa, no;
adoraros no es delito;
si el amor dora los yerros,
qué dorados son los míos.
No viva yo si ha llegado
a los amorosos quicios
de las puertas de mi alma
pesar de haberos querido.
Agora, que no me oís,
habla mi amor atrevido;
y cuando os veo enmudezco
sin poder mi amor deciros.
Quisiera que vuestros ojos
conocieran en los míos
lo que no dice la lengua
que está para hablar sin bríos.
Y luego que os escondéis
atormento los sentidos
por haber callado tanto,
diciendo lo que os estimo.
Mas porque no lo ignoréis,
siempre vuestro me eternizo;
siglos durará mi amor
pues para vuestro he nacido.
De la novela: La inocencia castigada