Dikt Melancolía del ausente
Madre, hay un lugar en el mundo que se llama parís,
Sembrado de recuerdos inútiles,
Alumbrado de llantos. En mí, a veces
Como una flor de plata
Se enciende la nostalgia,
Y brilla con un color de magia en el crepúsculo,
Hasta diluirse apenas, lentamente,
En las mesas del «Dôme» o en el «Café de Flore».
Madre, hay un lugar en el mundo que se llama París.
Hasta aquí traje los amargos días
Que pasé en San Salvador y que todavía odio,
Sin embargo, bajo esta luz de magia
Se ha cerrado el pasado y ya no hay nada.
Nada. Ni recuerdos ni llantos:
Sólo han quedado negros gavilanes sobre el trigal dorado.
Madre, hay un lugar en el mundo que se llama París
Donde vientos marchitos
Hacen nacer besos de metal y de lágrimas,
Y oxidadas semillas
Que a veces, incuban la esperanza…