Dikt Demencia
Has dicho que estoy loca y lo estoy.
Tanto,
como para desear tener tú deseo, durante años,
de esos años, que por ser tuyos son de mil días
ese deseo tuyo que se vuelve espejismo en tu vorágine,
involuntario animal fiero, que veo en tus ojos,
mirándome cuando no estoy, y se te vuelve
deseo infierno en la indecisión de buscarme,
en la certeza urgente que tenés de mis labios,
negándole a tu cuerpo la entrada
a la profundidad de mi piel en las tardes a las seis en
punto,
hora que se acaba con prisa
llevándose minutos de nuestra vida,
pero más de la tuya que raciona la palabra,
más de la tuya que encarcela el lenguaje de tus manos,
apura de un sorbo el beso, la caricia y los vinos
para que no se escapen con tu buen juicio,
en la necedad como yo, tan loca.
Estoy loca y más que nadie lo sabes,
por ofrecerte sin medida, el mapa de mis venas
señalado los sitios en que tus pulsos juegan con mi razón.
Loca, por desear que tu deseo preso en un reloj de arena,
implacable carcelero de tu vida,
te ofrezca de cuerpo entero bajo mi piel
por un instante, a las seis en punto.
Yo estaré siempre loca, es el estado perfecto
para descubrir lo invisible:
Ahora, desear tu deseo sigue siendo un espejismo
y la sed ya no existe.