Dikt Memorabilia
Sócrates
Atenas
470-399 a. d. n. E
Hijo de cantero y
partera, de baja
estatura y feo,
sostiene que el alma
distingue al hombre de
las bestias y debe,
por tanto, someter
por vía de la razón
al animal interno.
La verdad oculta sus vástagos al ojo más agudo.
Aún cuando la vieja soldadesca subjetiva custodie
el palacio donde nenúfares y colibríes
juegan a ser sol, verdad y sistema planetario
el yo agoniza bajo una montaña de prejuicios.
Por eso la justificación del devenir es
primero incertidumbre-
Dado que al margen de la verdad
todo
nada significa
la especulación sobre el cosmos se torna irrelevante
si tú, quien pregunta y se responde, nunca
percibes la mueca de tu rostro en el espejo
rictus en el cual se transforma la sonrisa espuria
lágrima en la que sacian los pájaros su sed de vuelo.
¿Quién soy yo, quién tu? ¿Acaso tesituras semejantes
algo más que la piel sobre la piel
osamenta delirante revolviendo despojos
de profundidad y abismo en los vertederos de la Dióspolis?
No sabemos qué, de dónde, cómo, quiénes somos
ni por qué el magma de los propósitos gregarios
subordina la necesidad de reconocerse uno mismo en los demás.
¿El alma que muere es inmortal?
¿Lo verdadero y lo falso acaso son la misma cosa,
reverso de la luz, anverso de la sombra
o, lo que es peor, dorso del tiempo inmemorial
en cuyos confines amor y muerte intercambian sus lenguajes?
¿Desde qué ángulo contemplas el arriba del abajo?
Pensar es meterse en las mismas entrañas de la noche
contemplar pequeñas luciérnagas en los bordes de la sombra escuchar susurros angustiosos de almas que transmigran.
El único saber es la conciencia de la ignorancia propia.