Dikt Vespertina
Vespertina
La casa estira sábanas de angustia
Sobre los cuartos. Llueve, y es la lluvia
Una esquela de luz amortiguada
Que apenas humedece. Cuela el aire
Su desazón urbana. En los contornos
De tu silueta pierdo hasta las últimas
Ganas de ser. Escucho tus palabras.
-¿Es hora de comer? – No contradigo
Ese tic tac de tu reloj biológico.
-La mesa está tendida. – Los cubiertos
Parecen instrumentos de tortura.
Te evado, no me buscas. Cae fláccida
La noche, y pare abulia de escabrosos
Bordes que cortan ecos. Me resguardo
De tu mirada ambigua. Sigo muerta.
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