Poesía española

Poemas en español


Dikt Poema jubiloso

(Homenaje a un poema de André Breton)
En mi patria hecha para probar catapultas y trampas
Vive esa suerte de mujer que amo.
Ah cómo brota de la mañana tímida mi mujer
Herida en su niñez por el mar menos pensado
Por el mar platicador y soberbio que no depone la esperanza
Contra ciertas virginidades caóticas.
Ah cómo surge mi mujer que conserva en un saquito
El corazón y una vértebra de sus padres moribundos
Ah cómo luce mi mujer de poros voraces donde darse cita
En ciertas tardes incendiadas por los flamboyanes del tedio
Ah cómo sirve mi mujer guerrera y acechada
Poblada de húmedas culebras
Que alivian a las grandes bestias polvorientas
Ah cómo compromete mi mujer que vive sin avisarme
Que se gana el pan con el rubor de la gente
Directora de grandes llamas esclava
De maestros enclenques que huyeron desesperados
Al conocer la preñez de mi madre.
Mi mujer es la más gloriosa retórica de esta patria
Donde no morirá jamás Balzac o Copérnico
Ni los comunistas estrangulados ostentarán sus descomposiciones
En los escaparates por el incendio del Reichstag
Mi mujer es la conversación de los peces bajo la luna
El fervor de quien pintó las manchas del leopardo
Los sabores del pan armado de pregones
La prohibición de una nueva ley contra los crepúsculos.
Sus ojos inundados de eficacia
Estimulan el llanto de los doce mejores candelabros del mundo
Pues entre olas pétreas entre orquestaciones
De caracoles penosamente edificados
Ha puesto a descansar sus espumas de pena.
Su sangre bella y brutal sólo está limitada por los halcones
Por ciertas grietas en el sonido de los dados rojos
Y por los pistilos de la azucena horadando las partituras del ciego.
Sus enfermedades son cuadros de jóvenes pintores franceses
Estacionados en la decadencia del mirto
En las aleluyas de la cábala
O en la ternura final de los asesinados junto a un río de yeso.
Sus cabellos son firmes bailarines de oro quemándose
Hilos fundamentales del mediodía robados por el huracán
Incendios sorprendidos
Truncados por el pudor en el fondo de la memoria.
Su cuerpo es todas las cosas.
Mi mujer se llama Ximena o conejito celeste o simplemente muchacha
Y la conocí hace cinco minutos.



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Dikt Poema jubiloso - Roque Dalton
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