Dikt La trama del mal
Uno camina por los días, pasa a pie
Por el tiempo alegre o por el tiempo triste,
Suponiendo que en el accidente del vivir
Los hechos no podrán ser peores de lo que ya son.
Se sienta en un parque, abre un libro
De bolsillo y lee emocionado
A algún raro, genial poeta, cuya voz hace
Por mil personas y, a veces, por todo un país.
Aprecia con deseo a una mujer. Como ladrón
La sigue por las calles
A cinco metros de distancia, diciendo para sí:
¡Diablos, qué regalo, la mujer!
Hace el amor bien hecho para cobrarse hoy
De cualquier sinsabor
Que le podría ocurrir mañana y al final suspira,
Se queda dormido sonriendo. Sella, firma
Y con tinta indeleble pone su huella en la Amistad,
Va por el mundo conociendo para saber
De sí mismo un poco más. Después
Medita su experiencia, la une a la experiencia
Ajena y en las noches escribe
Versos, repitiéndose:
«La vida es corta, la muerte es larga».
Piensa seriamente en la ceniza, pero aspira a durar
Y con estilo a medias silencioso,
De vez en cuando ser feliz
Entre las cuatro paredes del mundo o de su pecho.
Teje de ese modo su rutina sin saber
Que por donde iba o deseaba ir, iba también
Su enemigo encarnizado: el mal.
Como lobo famélico a su presa, siguiéndonos a todo lado,
Por donde uno abre al desgaire su camino,
Sin un ápice de amor.
Con paciencia, el mal urde su propia trama,
Y apenas llega el momento
Ideal a su propósito, nos acorrala.
Entonces, ¿qué hacer? ¿Hacia qué lado huir
Escabullirse para evitar el golpe
De su zarpa, la dentellada que le pondrá
Inicio al fin? Solo y sin nadie
A la vista ni al oído, uno se queda ahí, pasmado,
Sin poder dar un brinco, el salto
Que nos aleje siquiera a dos dedos de distancia
De este inválido destino de mortal.
(de Blanco de hospital)