Dikt Para quién escribo ii
Pero escribo también para el asesino. Para el que con
Los ojos cerrados se arrojó sobre un pecho y comió
Muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
Para el que se irguió como torre de indignación, y se
Desplomó sobre el mundo.
Y para las mujeres muertas y para los niños muertos, y
Para los hombres agonizantes.
Y para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la
Ciudad entera pereció, y amaneció un montón de cadáveres.
Y para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón,
Su tierna medalla, y por allí pasó un ejército de
Depredadores.
Y para el ejército de depredadores, que en una golpeada
Final fue a hundirse en las aguas.
Y para esas aguas, para el mar infinito.
Oh, no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación
Casi humana, como un pecho vivido.
(Un niño ahora entra, un niño se baña, y el mar,
El corazón del mar está en ese pulso.)
Y para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final,
En cuyo seno alguien duerme.
Todos duermen. El asesino y el injusticiado, el regulador
Y el naciente, el finado y el húmedo, el seco
De voluntad y el híspido como torre.
Para el amenazador y el amenazado, para el bueno
Y el triste, para la voz sin materia
Y para toda la materia del mundo.
Para ti, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar,
Estás leyendo estas letras.
Para ti y todo lo que en ti vive,
Yo estoy escribiendo.