Dikt Dos en uno
De espantosos escombros
Emergerá la esperanza…
A la preterida población,
heroicamente haitiana…
El traumático desmoronamiento descomunalmente desastroso,
Se ensañó endemoniadamente contra los subliminales sueños
De azorados angelillos indefensos, subrepticia y siniestramente
Sepultos con su ilusoria inocencia inmisericordemente interrupta.
Nefastas nubosidades de perniciosa polvareda cataclísmica,
Ensombrecieron de luto eterno a un martirológico y menesteroso
Pueblo que – sobremanera – ha padecido el catastrófico calvario
De aniquilante crisis monetaria-alimentaria y monstruosa miseria.
Con bíblica bienaventuranza, las agoreras ánimas del purgatorio,
Arengaron alarmadas su apostásica y exhortativa voz de alerta,
Con plausible propósito de tributar nuestra sensibilizada solidaridad,
Rotundamente recíproca, con el dramático panorama que descalabra
A la paupérrima población inadvertida para la primicia periodística
Mundial, desamparadamente resignada a sentirse postergada de
Las mayormente acuciantes aspiraciones, en apoteósica asimilación
Con el promisorio porvenir atesorado por el conglomerado humano.
Dolorosa devastación y despiadado desasosiego desangran y
Desgarran en llaga viva, los consternados corazones castigados
De esta colectividad, por la hambruna humillante y la sed silente
De justicia, de la más depauperada y discriminada nación caribeña,
Que ha soportado estoicamente esperpénticos embates infaustos,
Huracanadamente holocáusticos, fatídicamente furibundos,
Amén de otras atroces adversidades, infamemente insuperables.
Más allá de tanta macabra muerte absurdamente amontonada,
Más acá de toda esta tétrica y trágica experiencia espeluznante,
El verborrágico vendaval sin rumbo de peripatéticas palabras,
Se extravía estultamente con soplido ventisquero en raudo vuelo,
Mas – con epifánico entusiasmo – lo que no obstaculizará ningún
Desdichado derrumbe, será la consoladora circunstancia de que,
Entre tantos escabrosos escombros, emergerá con resurrecto
Regocijo, el arcangelical ave fénix de la esplendente esperanza…
Desavenencias despaturrantes
Una mesalínica muerte más,
Toda una putativa vida menos;
Una nefertítica noche enajenada,
Una mandrágora mañana exhausta;
Todo el descocorotado dolor ergastulado,
Todo el alucinogenitalizado amor esperanzado;
El ominoso olvido orangutánico en que pereceremos,
El retardatario recuerdo del fénix con que renaceremos;
El crepusculárico claroscuro de menorrágicas melancolías,
El onanístico amanecer umbrío de nostálgicas nocividades;
La orgásmica ostentación de la menoscabada minucia,
La misógina modestialidad de la opresora opulencia;
Desvergonzados desniveles y desvaríos del desaliento,
Atrincherados andariveles y andanadas de andariego,
En dispsomaniaca búsqueda perpetua de un peripatético
Trágico tiempo malparido y su protervo paraíso perdido,
Hasta el sol de plenilunio sin acaparamiento de aguaviva,
Para el molino incierto del mañana ineluctable sinsentido;
Y en procura por martirológicamente merecernos la
Metafórica manera de morir o malvivir en beodístico
Batallar con nuestras patológicas o pluscuamperfectas
Pasiones descomunalmente desquiciadas de cada día…
Víctor Garay Oleas, ecuatoriano