Dikt Ruth de moab
Extranjero
Sombra, niebla, pecado,
Pájaro por la flecha aprisionado
En vuelo, flor caída
Y entre la nueva flor resucitada,
Ángel mujer en desnudez vestida,
Vida perennemente condenada
A estatua por el polvo modelada,
Fuentes del sentimiento
Dad a mi voz acento
Y a mi palabra nueva llamarada…
Extranjero
Sobre los campos verdes, arrasando
Cual un terrible mar,
Pasó por estos lares, hace tiempos,
La ira de Jehová.
Como delgada lágrima la espina
No hizo más que llorar
Y el hambre se instaló por las esquinas
Polvorosas de Judá.
Marchó con su mujer y sus dos hijos
El buen Elimelech
En busca del fermento que alumbrara
Su mesa familiar.
Tantas mañanas los entretejieron
Con hilos de cristal
Antes de que encontraran, amorosa,
La tierra de Moab.
Y cuando el bello recubrió los cuerpos
De su doble heredad
Sus hijos conocieron y esposaron
Doncellas del lugar.
Pero la vida se apagó extinguiendo
La llama de varón
Y el viejo y sus dos hijos retornaron
Al polvo y a su Dios.
– ¡Volved – dijo la suegra – a los jardines
que os han visto jugar,
buscad bajo otro tacto los placeres,
otro esposo buscad!
Orpha tomó sus lágrimas y fuese
Hasta el predio natal,
Y Ruth permaneció, sacrificando
Su incienso ante el altar.
-¡Vuelve, Ruth, a encender un nuevo
incendio,
Orpha ha partido ya!
-Madre, otro fuego que tu misma sangre
no me puede quemar.
-Ruth – dijo Noemy – que yo regreso
en sola soledad.
-Madre, que mis caminos se dirigen
al mismo donde vas.
Y a la vera de amor, sobre la orilla
De un mutuo recordar,
Las dos mujeres emprendieron viaje
En marcha hacia Judá…
Ruth
De cuatro semanas el viento
Conduce tu sombra infinita
Y el dátil no imita
Tu aliento.
¡Cuánta noche, oh amado, ha caído
en la rosa gentil de mi seno
que no tiene cieno
ni mancha de olvido!
Imposible decir que se asoma
Y regresa en el mismo sentido
Como vuelo fugaz de paloma
Que toma a su nido,
Este adiós se me hiela: es vano
Pretender que tu nombre se ha ido
Cuando aun me compasa tu mano
El inquieto, amoroso latido…
Y no estás…
(Ruth se alza, da unos pasos hacia el fondo. Se vuelve)
¿Te recuerdas?
Todo en el predio familiar hablaba
Tu llegada:
El vino te anunciaba,
La espiga te decía
Y el pájaro trazaba con el ala
Tus antiguas señales.
Cuando llegaste ¡al fin!
-cierva en medio del salto sorprendida –
¡cuánto rubor en mí!,
¡cuánta delicia entonces ignorada,
apenas presentida…
y no estás…
(Torna a sentarse sobre la tumba. Se recuesta)
Me amaste a la usanza de las flores
-en medio de los prados-,
me poseíste como los helechos
se mezclan a las aguas,
y encima de la hierba, aún modelada
permanece tu estatua
cuando en juegos de amor la distendías
conmigo, tras el alba…
¡Oh esposo gentil y no estás..!
Bebo siempre el silencio como un licor
Amargo,
Busco bajo las piedras del río las palabras
De amor que pronunciabas,
Hurgo la niebla, toco las sencillas
Pieles que te adornaban,
Y no estás…
Extranjero
Amor castigo, sólo amor pecado:
Fuente del ser, de su esencial estado,
Honda raíz humana sumergida
En ángel y en infierno, muerte, vida;
Encuentro cotidiano y nueva espera,
Nieve que reflorece en primavera,
Amor que viene del amor, encierro
Del alma, del Edén y su destierro.
Amor, revelación de lo que ha sido,
Tierra de lo encontrado y lo perdido,
De lo nocturno y de la luz amigo:
Amor pecado, sólo amor castigo…