Dikt El extranjero
Estoy muerto
Cálidamente muerto,
Muerto hasta la médula de mis huesos y mis odres.
Ningún poro de mi cuerpo besa el aire
Y sé que esta noche
Celebraré mi propio entierro
En el lenguaje semítico
Del inconsútil y profundo río.
Estoy muerto,
De hecho muchas veces lo he soñado
La muerte no es algo
De lo que haya que preocuparse
Y por eso gozo a mi antojo
El pasado somnoliento de mis carnes y mis velas.
La que me vio nacer
Me verá morir ahora;
La muerte es arcilla
Que el hombre labra
Desde el hilo de la vida
Y yo la he labrado
Por la orilla inescrutable de los sueños.
Estoy muerto
Y me festejo de ello;
Sé que la muerte es un océano de fuego
En el mutable piélago del cosmos.
Un velero refulgente
Sujeto al ritmo inquebrantable de las olas.
En la hora mágica del viaje
Mis esloras y banderas se levantan como un barco;
La muerte que no es otra cosa
Que exceso de luz
Se puebla de mi canto luminoso
Y abre sus pórticos sagrados
A este muerto,
A este noble cedro que florece
En el mundo de las sombras
Cuando el barco se detiene
En la justa puerta del espacio:
La renovación de las palabras.