Dikt Encuentro
Un hombre de carne
Recorre arterias y laberintos gloriosos
Huele a exterminio de medusas
Y en su mirada lleva cielos sumergidos
Páginas escritas en la arena
La otra mitad llamado
Erguido y seminal
Busca la espesura de mi cuerpo –
Abismo que lo traga en todos los idiomas
Mi amapola volcánica
Estruja lo inabarcable de su mar
Cada trazo suyo
Se extiende como un pez de ámbar
Entre danzas libertinas
Condenadas a morir por las mañanas
Los álamos que habitan sus manos
Dejan caer movimientos celestes
Relámpagos que apartan
En su origen las líneas paralelas
Y en su boca yace el vaticinio
De los besos
Este hijo de la claridad
De las redondas noches
Suelta los demonios de mi cuerpo
Me atrapa en el olimpo de los dioses
Me pertenece
En un instante eterno
Porque torrenciales los hilos
Que conducen a su río
Abrazan mi estructura sin piedad
A un olor de hombre terrenal y divino