Dikt El camposanto: espacio de silencio
¿ Para qué llorar a solas si no hay un suave pañuelo que recoja tanto llanto?
La ingratitud, al margen del destino, campea con desdén su desencanto.
No hay descanso posible ni techo que dé abrigo
En el frío desván del cementerio, o en la tumba sellada sin postigo.
Las efímeras glorias del pasado tan sólo fueron ilusión y anhelo
De emprender con las alas del futuro el más sublime y misterioso vuelo.
Ya no queda otra ruta disponible que pernoctar en la callada noche
Que a todas las antiguas tropelías con furor infernal hace reproche.
El cuerpo que ayer fuera autoritario no articula palabra y hoy retuerce
Su inerte lengua que está inmovilizada y hace el silencio al no poder moverse.
Pobres humanos que se sienten fuertes y dueños de una vida exuberante.
Cuando sienten ser ricos triunfadores su vigor dice adiós en un instante…
A paso lento voy entre veredas que forman los sepulcros destrozados,
Meditando amorosos epitafios de aquellos que hoy ya fueron olvidados.
Y pensar que igual suerte nos espera al final del trayecto que aniquila,
Persiguiendo la meta inalcanzable de disfrutar la ancianidad tranquila…