Dikt TodavÍa no hay nadie
Me he disfrazado de pierrot
Y tengo miedo a la muerte.
Digo: Sé que te has ido y permaneces,
Pero tras las cerezas de tus ojos
Miras lo que no ves, por eso miras.
Todo temblor se aleja, la crisis de lo afín,
La dejadez de un cuerpo se nutre de un coágulo.
Pereza.
El resplandor de un sol agonizante
Llena de luz la alcoba.
La marquesina oculta
Lo oblicuo de un desnudo.
Sí, tengo miedo a la muerte,
El miedo que da
La serenidad de la existencia.
Tras la puerta se escucha,
Como si fuera voz,
La sierpe sigilosa, la rapidez del viento.
Levanto la mirilla: todavía no hay nadie.
Se plasma en el cristal el exterior.
Senos proporcionados a mis manos:
No huyáis de mis caricias
-el barranco infantil lleno de barcos-.
Otra vez te has mirado en el espejo:
Tu mirada ha alargado tu figura,
Te ha crecido el misterio.
Yo no afirmo, no niego, no interrogo.
Pero caigo, de nuevo, en el pozo
Y girando veo mi nuevo atuendo de pierrot.
Levanto la mirilla: todavía no hay nadie.