Dikt Formas de la memoria
Todo el suelo está lleno
De velas encendidas: alguien llora.
Camino entre los árboles
De los libros sagrados, bajo el cielo invisible,
Bajo la noche cóncava
De las litografías en las que las mujeres
Se cubren la cabeza y una inmensa
Multitud de exiliados se abre paso
A través de las aguas.
No he visto nunca el mar.
Sé que el dios de los mansos lo hizo a oscuras,
Que lo hizo y deshizo
Varias veces seguidas hasta encontrar el modo
De que fuera aceptado sin prejuicios
Por las generaciones de los hombres.
Por eso sé que es verde y es azul,
Que ha estado siempre
Detrás de la mirada
De aquellos que han vivido
Durante muchos años en su proximidad y ahora lo invocan
Con un gesto entrañable, detrás de mi mirada
Como una forma antigua de mi propia memoria.
Camino entre estos árboles mientras los otros duermen,
Palabra por palabra, paso a paso,
Deteniéndome
En cada nueva página como el que restituye,
En medio de la noche, la mitad de una vida.
Es un proverbio hebreo:
Coge un libro en las manos
Y eres un peregrino ante las puertas
De una nueva ciudad.
Hay un árbol de hojas que crece en la canícula
Y hay un árbol sin hojas
Para los días de lluvia, cuando arden
Los muebles de la casa y la memoria
Se desplaza en silencio por las habitaciones de los muertos.
Hay un árbol para el desasosiego y otro al lado
De madera aromática
Para las ceremonias de la felicidad.
Pero ahora, todo el suelo está lleno
De velas encendidas y recorro la tierra
Que no he dejado nunca, este desierto
Terrible de langostas donde pastan
Los antiguos rebaños y recogen
Las gentes del espíritu su alimento nocturno.
Y subo hasta la cima de la ciudad que es santa,
La de las cien palmeras, y allí arrojo
Mi figura de barro como símbolo
De que en este lugar aquellos hombres
Se iniciaron en la contemplación, en el conocimiento
Profundo de las cosas.
Y tomo entre mis manos unas piedras grabadas
Y descifro sus signos,
Las palabras escritas en un dialecto extraño por la propia
Reflexión de la luz, y me pregunto
Qué hemos hecho después para que un pueblo
Se haya puesto a llorar frente a este muro
Que ha cubierto la zarza, la enredadera seca del otoño.