Dikt Ocaso de la hilandera
Crucificada en la angustia
De sus ventiscas e invierno,
La abuela aymara esta hilando
El vellón de sus recuerdos.
En la puerta de su pampa
Descifra la voz del viento:
Lejanas palabras jóvenes
Con el color de otro tiempo.
(Las nubes, como vellones,
Las hilará el aguacero.
El altiplano es la rueca
Fecunda de los barbechos).
Hilando, hilando la vida,
Por pajonales y cerros,
Dejó en todos los caminos
La alegría de sus dedos.
Alegría de la lana,
Alegría de vicuñas
En el orgullo policrono
De aguayo, poncho o manteo.
Su mocedad de pastora
Galvanizo cien deseos,
-también mestizos y blancos,-
En el «ayllu» y en el pueblo.
En la puerta de su pampa
La abuela aymara, – un espectro-,
Mendiga a un dios que no es suyo
Con la voz de su silencio
Que la lechuza de noche
Venga a graznar en su techo;
Y que la llamen con lágrimas
Los «ajayus» de sus muertos.
El «ayllu» ya no la quiere,
Ni la reclaman sus nietos.
La abuela aymara se acaba
Como una vela de cebo.
(Ayllu = predio, comunidad.
Ajayu = alma).