Dikt Evocación

Mi corazón enardecido evoca,
En esta soledad inquebrantable,
La tibia sensación con que mi boca,
Se deleitaba de una fuente amable.

Pero el destino impredecible y fiero,
Privó el embrujo de la infante dicha,
Dejándome por siempre en el venero
Del llanto, del pesar y la desdicha.

Antaño sofocar pude las penas,
Otrora mitigar pude los males,
Sin nada que me atara a las cadenas
Del azote de noches invernales.

La paz de aquellos días se ha perdido,
Como el rocío en las marchitas rosas,
Y quedan sin remedio en el olvido,
Lo que hasta ayer fueran perlas hermosas.

No hay quien detenga la certera lanza,
Que me acribilla con tan furia loca,
Destruyendo sin piedad la esperanza,
Que el corazón enardecido evoca.

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