Dikt ¿quién dijo que morir era viajar?
Las palabras se inventan para ocultar algo, a veces para no extraviarno
S y en el peor de los casos para salvarse… porque soñar en esta Edad del Fuego,
emprender el exilio o sobrevivir, equivale a una traición.
El poema nos delata. La verdad dejó marcas en los rostros. ¿Quién dijo que morir era viajar?
¿Dónde están los que han perfeccionado su dolor?
¿Hasta cuándo debemos pagar por todo lo que le hicimos a la noche?
Estamos seguros del regreso de los inquisidores. Extendimos tanto la devastación que quienes
Vendrán tendrán que crear otro dios invisible para poder permanecer.
La imaginación no ha podido conducirnos. Siempre hemos combatido del lado de nuestros enemigos
(en la indiferencia o participando de su vana contienda). No es de la derrota… De la victoria nadie se salva.
De la poesía al deseo, pasando por alucinógenos despojados de sus ritos,
por extraños fetiches e incluso por crueles utopías, nos entregamos con ardor
a las más diversas formas de autodestrucción.
El conocimiento nada hizo por la vida. Tampoco la religión ni la prostituta que vende presagios.
La verdad sólo está en la puerta que se abre.
En un matiz, en una brizna de hierba, en un sorbo de agua. En un grito.
Ser es buscar.
La escritura o la desesperación nos encontró un color desconocido.
Supimos que el tiempo anida en los espejos y que sembrar es preguntarle a la tierra.
Pero hasta que no remplacemos la semilla nada habremos aprendido.
La espadita del reloj tiñe de rojo nuestro pecho.
El verbo morir sólo debe conjugarse en primera persona. El tiempo crece.
Siento que alguien ha raptado