Dikt Tentaciones

El invierno pronuncia tu otro nombre

Y comienza el deshielo.

Aventuras el miedo, tienes frío,

Atraviesas los primeros abrazos,

Reconoces la cuesta, los rostros y la curva,

Traduces la inscripción,

Resuelves el enigma de la piel

Y, liberando la tela metálica de la serpiente

Que oscurece la transparencia de tu infancia,

El paisaje recobra su dimensión real:

Dueño de tu mirada te ciega los sentidos

Y te ofrece el amargo sabor de la maleza,

Desde su oscuridad sonora

Crecen voces que suben hasta el valle iluminado.

Huye y mírate en el frío tabique del lago,

Recuerda su perfil,

Apriétate el cilicio del deseo,

Enséñale la llave al vigilante,

No olvides la consigna,

Vuelve a casa y lávate las manos.

Bien tú sabes que has de volver mañana.

(1 votos, promedio: 5,00 de 5)

Poesia similar:

Los hayedos El faedo de Gete Por el hayedo trepan los mugidos de los alces, Que el cazador persigue sin piedad Y […]...

Las tentaciones No te apartes de la joven jíbara que yace a tu lado- que nunca estuvo a tu lado-delirio y sue- […]...

Ahora que estás iluminado Ahora que estás iluminado hueles tanto, que nunca las más perfectas rosas supieron hasta dónde llega tu buen olor; como […]...

Poesía No sé si soy así, ni si me llamo así como me llaman diariamente; sé que de amor me lleno […]...

Muertos. 17 de enero de 1996 Yo sé muy bien que un muerto no se da la vuelta ni abre las manos, ni gira la cabeza […]...

Saludo al amigo A Roberto Santoro No es que a veces me olvide, sólo que hoy te recuerdo más, y no resisto a […]...

Manuela lee a melville la carta de la fortuna En Paita, La vieja conocedora de hombres Leyó la carta de la fortuna A un joven inglés de rubias crenchas. […]...

A pablo le riverend Con su sencillo andar de hombre seguro Ha regresado al polvo que se empeña En convertir en luz su contraseña. […]...

Mi plinto Es creciente, diríase Que tiene una infinita raíz ultraterrena… Lábranlo muchas manos Retorcidas y negras, Con muchas piedras vivas… Muchas […]...

Tus voces Tus voces… La brisa que me acaricia, El rocio que me humedece, El fuego que me enciende. Tus voces… El […]...

Soneto 1942 Amé vivir en cielo inmaculado, labrado en soledad y muerte pura: igual que el cielo, ileso mi costado creció sin […]...

De la casa del hombre De la casa del hombre Salen zapatos cansados que otro hombre Hace embarcación para andar el mundo. De la casa […]...

Cuántos tributos de ternura y gozo ¡Cuántos tributos de ternura y gozo Te ofrecerán en tu glorioso giro! La viuda ausente su último sollozo, El padre […]...

Deshojamiento el aire respirado Deshojamiento el aire respirado lengua dolida luz el pensamiento y llave de ceniza el pedimento de que el fuego nos […]...

El célebre océano El mar decía a sus olas Hijas mías volved pronto Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el […]...

Son altas Son altas las columnas de mi sueño, Van hacia el canto con los pies descalzos, Del fondo de mí misma […]...

Cánción de la muervida Mi mano derecha es una golondrina Mi mano izquierda es un ciprés Mi cabeza por delante es un señor vivo […]...

Réquiem Hundo mis vocales piernas en la espesura álgida del año y callo: escucho. Y una sombra a dos, caídas en […]...

Glosa de mi tierra Amapolita morada del valle donde nací: si no estás enamorada, enamórate de mí. I Aduerma el rojo clavel, o el […]...

Poemas de la ausencia x Hace frío Y a tu lumbre vengo por ver si de algún modo Caliento mis huesos, mis puras y ateridas […]...

Edad A E. O. S. A veces es el agua del río La que aún pasa, sorprende y sigue Con todos […]...

Entrad todos conmigo en este bosque Entrad todos conmigo en este bosque, Porque en sus musgos tibios Acariciar podréis la suave axila De nuestra madre tierra […]...

Flor de sonora FLOR DE SONORA LE DIJE QUE LE EXTRAÑABA Y ME CONTESTÓ: LO SÉ. PERO, A MÁS ME DIJO EN ALMA, […]...

Umbral (iv) IV Correo del mundo tu príncipe enjoyado desvela poemas en un planeta solitario. La soledad de la guerra la soledad […]...

Sentimientos Como un grito finito como un pedazo escaso como un vuelo de piedra de luz encadenada desato mis caballos y […]...

Pequeña elegía Por el valle claro vienen a enterrar al hombre que nunca divisó la mar. Era un campesino de lento mirar […]...

Polychromos (haikus) (101-102-103-104-105) 101 Aquel gris frío me cortaba las manos con sus aristas. 102 Los uniformes gris frío todavía tapan fantasmas. 103 […]...

Nacimiento Tu hermano nació a primera hora Del día más amargo Tú lo veías ya desde la sombra Una fiesta era […]...

La lluvia La lluvia tiene duendes y sonidos. Tiene voces, cristal, arquitectura De asombro desmayado, presentidos Alfabetos de llanto y de ternura. […]...

Amor oculto Ya de mi amor la confesión sincera Oyeron tus calladas celosías, Y fue testigo de las ansias mías La luna, […]...

Los ascensores suben Los ascensores suben. Bajan las ventas. El ascensorista es servicial. Los ascensores bajan. Los soplones son ubicuos. El ascensorista es […]...

El cementerio rojo Un perro abre la fosa En la que estoy enterrado Cava con sus negras patas El agujero que cubre mi […]...

Casa Vuelvo los ojos a la que soy Es la casa que mucho antes de mí se fundó En las colinas […]...

Yo, solitario en la sombra Siempre al caer de la tarde. Yo, solitario en la sombra, mirando el final del valle. Oyendo la voz del […]...

Un obrero Triste los ojos, sin instante grato. Sudoroso, explotado, no rendido, Sin el derecho a descansar un rato En el trabajo […]...

Corte de luz Toda la noche la casa ha estado vacía. Viajaba en esa oscuridad: Babilonia, Atenas, el Cuzco -ciudades que invitan a […]...

Se fue Voces que instan al desamor Voces que sin duda son de su interior Y sin escuchar son voces para nuestra […]...

Jeremiah johnson Desde una bocaza habla una cara En una cabeza rapada sobre la tierra: «Indíquese la cima, convéngase el valle (cuando […]...

Playa (indios) Conchas crujientes, conchas, conchas del Paraíso… Las descubren, perdidas para los dioses, indios. Entre las arenas los llaman tornasoles amigos. […]...

Control de la natalidad Te dijo que me suben unas ganas de acostarme contigo; por eso me llego con Strindberg hasta la tienda de […]...