Dikt Entrar al páramo
«Pasar un páramo es duro: el silencio lo puede a uno ir envolviendo
Hasta dormirlo. En el páramo hay que andar muy despierto; casi no hay
Enemigos de fusil. El enemigo es ese silencio que a veces se ve
Correr, llenar las honduras de la cordillera y los huecos que uno
Tiene. El otro enemigo es el frío que, con la niebla, le va quitando a
Uno los dedos y las orejas y, poco a poco las manos y los pies.»
Testimonio de una guerrillera de las FARC
Entrar al páramo, es como internarse al reino de la desolación,
Donde el eco de nuestros pensamientos,
Se pierde al otro lado de los filos montañosos
En el aullido del aire que choca contra las piedras de la cordillera;
Hasta ganarse un sitio a perpetuidad en la desesperación
Frente a lo desconocido de esta inmensidad
Que a todos apabulla:
A indígenas y campesinos,
Generales y comandantes,
Creyentes y ateos,
Insurrectos y tropa regular.
Entrar al páramo, es como llegar a los aposentos de dios,
Sin santidad, sin perdón y sin culpa
Sin ser invitado y entonces padecer
El ciclo diario de congelación de su magnanimidad,
Devenida ecosistema
Que nos arrulla como a niños de brazo
Mientras arranca sin misericordia alguna
La punta de la nariz, orejas, dedos de las manos y pies
Y en tanto el ensueño cobija a nuestro ser
Nos perdemos en un viaje sin regreso
Hasta la eternidad del polvo del camino
Que en una emboscada
Te recorrió alguna vez.
Entrar al páramo, es como atravesar el andamiaje del infierno
Por las almas en pena que lo recorren
Y por los rayos ultravioleta que castigar sin pudor
A la agreste geografía, calcinada por el sol
Que enrojece nuestra piel
Y cala el cerebro como agujas de cocer;
Mientras las sombras parecen vagar
Sin rumbo fijo hasta el pantano
Que el consejo de guerra acordó
Para el infiltrado detectado en la columna guerrillera.
Entrar al páramo, donde sólo el frailejón
Te da la bienvenida, representa descubrir
Cómo la niebla te invade el corazón
Y el frío de la helada se instala en tus huesos,
Percibir que la lluvia intermitente se adhiere a tu cuerpo
Y te hace olvidar que tu especie
Está en la cúspide de la evolución
Y en este lugar y en este momento,
El cóndor, el oso, la alondra, el venado, las lagartijas, los ratones
Y los colibríes
Nos reemplazan sin dificultad
En la cima de la vida y de la muerte,
Más allá de guerrilla, ejército, paramilitar y narcotráfico
Confrontados hasta el final de la historia,
Alimentándose mutuamente con la sangre derramada,
Y la ganancia acumulada
Que reproduce al capital en esta revuelta inagotable,
Cinco décadas a la deriva.
Entrar al páramo, donde nace el agua de los ríos y las quebradas,
Que riegan con su cause a valles y llanuras
Y donde también nuestros miedos
Que se posesionan de nosotros
Y de otros a nuestro alrededor;
Es como tomar por asalto tu casa,
Sin sorpresa,
Sin agresión,
Sin armas
Ni fuerza militar
Para descansar un minuto y seguir la jornada
Que ya estaba marcada en el calendario
Sin remedio.
Entrar al páramo, es como pisar la tierra de un cementerio
Donde crecen arbustos, rosales y un árbol frutal.
Desolación, divinidad y castigo
Son las palabras del espíritu del páramo
Y para los místicos de todos los tiempos pasados
Representan una oportunidad
De redimirnos de la inhóspita soledad que nos embarga
Cuando atravesamos el reino del frailejón
Atravesando al mismo tiempo nuestra vida
Y rehuyendo a las vivencias vergonzantes
Que no deseamos recordar
En la inclemencia de la altura más osada
Por pocos alcanzada en esta conflagración sin retorno
Donde el tiempo se congeló en el alma de todos
Sobrevivida por un pequeño brote de ensoñación.
Entrar al páramo, es como instalarse en la mente de nuestro enemigo de clase
Y no perecer
A pesar de la similitud encontrada al otro lado del espejo,
Donde los actos y sueños entretejen el alma de los cazadores
Que apuntan sus armas y dan en el blanco entre sí.
Entrar al páramo, es como hacer el amor después del olvido
En la oscuridad de un refugio antiaéreo
Y sobrevivir al derrumbe de un tramo del túnel
Donde nos encontramos a la hora de la explosión
Y del intento frustrado de la infantería
Por tomar su interior.
Entrar al páramo, es como enterarse que uno forma parte
Del espejismo del agua de la carretera
Cuando la boca reseca
Bebe tu propio sudor.