Dikt Manifestantes, 1996
(Hablo de las ocasiones en que lo peor que puede pasar
es que policías bien pagados te obliguen a echar una carrera
o tiren de la porra – con ambulancias próximas
No hablo de las veces en que te juegas la vida
porque policías y soldados mal pagados
tienen órdenes de disparar y están dispuestos a hacerlo
Hablo de una desproporción de fuerzas tan grande que el
poder
se permite el lujo de la tolerancia
mientras digitaliza los datos por si acaso)
Decía que las manifestaciones tienen algo risible
que incomoda a la gente elegante
En ellas la gente está sin saber bien cómo estar
casi siempre algo desplazada
No reposan en el centro de su ser
sino que su ser les cae encima como un traje mal hecho
lleno de flecos sueltos y descosidos
Siempre se tiene la impresión
de que podrían estar empelando mejor su tiempo
en alguna otra cosas
O como decía Milán Kundera:
«Lo que hace del hombre de izquierdas un hombre de
izquierdas no es tal o cual teoría, sino su capacidad de
convertir cualquier teoría en parte del Kitsch llamado
Gran Marcha hacia adelante «
Les decía que ir a manifestaciones
a partir de cierto nivel de renta o de sensibilidad estética
siempre avergüenza un poco
Tienes que decidir qué pesa más:
si la pequeña vergüenza de contribuir
al Kitsch de la manifestación
(aunque las pancartas de la Gran Marcha Adelante
ya hayan sido trocadas por las de la Gran Resistencia
Heroica
que vienen tiempos malos)
o la pequeña vergüenza de contribuir
a las estructuras del crimen las transacciones financieras
del crimen
las piscinas climatizadas y los hipermercados del crimen.
A partir de cierto nivel de sensibilidad estética
la última opción
también debería resultar gravosa.