Dikt Xvii
Subí mi soledad a la ventana
Por ver los grajos tristes de la tarde,
Por ver la destrucción del horizonte
Y oír la antigua voz de las campanas.
Subí por ver la luz en los ribazos
Morir cual muere el gozo en las pupilas,
Por ver pasar el tiempo disfrazado
Hacia la historia incierta de la noche.
Subí por respirar brisas de malva
Y el aire joven, vivo, tembloroso
Que mueve cada tarde las celindas.
Subí mi soledad a la ventana
Sin alas ni reloj, buscando sólo
El son de una canción y he descubierto
Que tengo el corazón en el exilio
Y muerta la ilusión en el olvido.
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