Dikt El telefono y tu
Cuando marco tu teléfono y no contestas, y oigo el tiritar reincidente que da cuenta que no me quieres hablar, absorto me miro el rostro, yo mismo, en mi espejo imaginario, pretendiendo ignorar las razones por la que ya no estás; y me doy propiamente mil excusas como si nada de culpa tuviera mi ser, mientras adentro se apega mi pecho con sus aguijones por mi remordimiento y yo, como negando mi realidad, sonrío y me digo «ella es la que pierde más», y ansío en un de repente al cerrar los ojos, rebuscar entre mi pasado a otras mujeres por las que recorrí mis manos; pero las veo y no las quiero, es que es prácticamente imposible que otra ocupe tu lugar, son solo imprecisos recuerdos que mi mente atesora sin que se dé cuenta el corazón.
Prefiero una vez más insistir, apuñar mi dedo en los diminutos espacios mágicos que me comunican hacia ti, y apretar los dientes apenas vuelvo a escuchar el timbre que me anuncia que no me quieres contestar; entonces, son mis ojos los que comienzan a hablarme y entonan lágrimas como palabras indescifrables, esas que sólo repite mi alma sin que yo las pronuncie; ¡cuánto daría por volver a saber de ti!, si quieres acógete en tu voz y secuéstrala entera para el fondo de la tierra o atiza la lumbre de mi deseo con murmullos que vengan de tu propia boca;… es que no quiero de ti precisamente tus palabras amor, es la esencia de mi ser quien necesita saber de ti, y contigo están más que lo que dices, tu mirada, tu sonrisa, tu forma de caminar, tus gestos que te hacen notar.
Por eso, sólo contesta el teléfono, que de lo demás me encargo yo.