Dikt Un poema sobre un banco de parque
Amada, déjame decir tu nombre
Recóndito y misterioso como las aguas
Que abre el círculo de la cuaresma.
Pedro Llanes Delgado
Ahora que estoy en el vórtice
Donde los danzantes esperan
Junto al despeñadero la imagen
De la muchacha que cierra el Oráculo
De Delfos. no mires al lebrel,
No sientas el paso de las aguas del río.
Olvida el fulgor que traen
Las auroras por estos recónditos parajes.
En los ojos del flechero
Hay algo de culpa, como hay algo de culpa
En el corazón del espantapájaros, en su argamasa.
No te atrevas a invocar a las nereidas. el otoño
Regresará sobre un banco de parque,
Para borrar los recuerdos (¿tus recuerdos?).
Amada, deja en el laurel la epifanía,
El eco que has descubierto por estas
Praderas invisibles donde Dios
Nos abandona entre los astros.
Ahora que estoy en el vórtice,
En el círculo de la cuaresma,
Donde los potros salvajes
Recuerdan los adagios de la estación,
Y siento cómo escurridizas luces
Me penetran, y me roban las palabras.