Dikt Plus quam civilla bella
Aquí doliente esclava, en medio al oceano,
Mirando de las olas el rápido vaivén,
Remedio a sus dolores en vano pide, en vano,
Del cielo abandonada la dulce Borinquen.
Extrema sus rigores la odiosa tiranía;
El látigo crujiente sacude al opresor;
Su espada Themis quiebra, y la sangrienta orgía
Preside, ebrio de triunfos, ci genio del terror.
La soldadesca impone, beoda y turbulenta,
El bárbaro suplicio con furia criminal;
La ley es humo leve que arrastra la tormenta;
El pueblo, pobre acacia que dobla el vendaval.
Se llenan de inocentes los negros calabozos;
Se acusa en el tormento la victima infeliz;
Se escuchan por doquiera gemidos y sollozos,
Y todos ante el déspota inclinan la cerviz.
Violado el templo sacro do se elevara augusto
De los hispanos fueros el venerado altar,
Altivo se levante, impávido y robusto,
El ciego e implacable imperio militar.
La libertad sucumbe sin compasión herida;
La dignidad se oculta huyendo a la traición,
Y siente el ciudadano pesar sobre su vida
Perpetuas amenazas de inicua delación.
Y en tanto que el autócrata sereno se presenta
Haciendo de sus triunfos ostentación fatal,
A ley es humo leve que arrastra la tormenta;
El pueblo pobre acacia que dobla el vendaval.