Dikt Fragmentos de una historia (ii) (un día cualquiera de 1963)
Algunos años antes, hubo un día
de los que dejan también su cicatriz. La luna estaba lejos, yo tenía
apenas once años.
En el aire del bar se respiraba
ese humo espeso que enturbia las tardes
y las desgobierna. Kennedy
decía adiós al universo de un modo inesperado. Todos
en el bar se miraron. En los ojos de aquellos hombres hubo
una luz asombrada, una puerta al abismo
que jamás cerrarían.
A esa edad inestable
yo vi la muerte en blanco y negro en la pantalla.
A veces, la historia nace así. con un recuerdo
que se escapa del agua del olvido
y deshace ataduras e ilumina
desvanes clausurados,
nombres propios que emborronó la muerte,
imprecisos momentos que creímos felices,
planetas muy pequeños que acaso compartimos.
Entonces ignorábamos el precio de la noche. Tan sólo
en la mirada del padre de las tardes de invierno
la oscuridad mostraba su medida, nos hablaba
de un tiempo de muertos ambulantes, de luz estremecida
y de silencio.