Dikt Lectura de juan ramon molina
I
Desterrado del llanto
Ahora vives en el país de fuego,
Sintiendo crecer los altos pinos,
Estudiando los mapas de la poesía,
Cuidando la exactitud de tus relojes,
Iluminando las rosas y las aguas
Y viendo tu purísimo rostro
En el espejo del rocío.
II
Llegar a ti, entonces, es buscar
La voz de un niño entre las multitud,
Recoger el miedo interminable
Que origina un viento nocturno,
Iluminar el amor con una lámpara
De primitivo y de dulce aceite,
Tocar con los dedos un pájaro de azúcar
Que besa el cuello de las mujeres,
Limitar la invasión de la nieve
Que llega con sus armaduras de frío
Y verte tranquilo y reposado
Quemando el intacto silencio.
III
Estrechar tu mano de hombre solo
Hace que la dulzura abandone sus sábanas,
Que tus libros celestiales sonrían
Abriendo sus ardientes páginas,
Que a la patricia tinta con que escribes
Acudan a beber las golondrinas,
Que a tu fúlgida mesa llegue el gallo
Del día, campana con dos alas,
Puliendo los tesoros de la aurora,
Resucitando abatidos luceros,
Tomando posesión de nuevos mares
Con su lenguaje transparente
Mientras tu rostro altivo
Hace que los helados mármoles
Se incorporen a la santa inocencia.
IV
En tu caballo enérgico
De cuerpo poderoso
Recorres la dormida ciudad,
Velas el sueño de la noche,
Atraviesa la plaza mayor
Con un informe resplandeciente,
Tomas licor solícito
Y, purificado en el desierto,
Vuelves al alba.
V
Te asomas a la destrucción interior
Que al hombre aguarda,
Con tu labio silente
Depuras pertinaces antiguas
Y repudias al pez sin esplendor
De blando y siego fósforo
Que se mueve confiado
En las seguras bóvedas del agua.
VI
Tú vienes del jardín, recoges
La enmudecida espuma, hablas
Con hermosísimo y rumoroso acento
Besas el oprimido cuerpo del amor,
Extasiado contemplas las tierras buenas,
Los mares dulces y los cielos gozosos,
Mientras por ti la primavera,
A toda luz, instala en el día
Sus alegres andamios.
VII
Tú presides la dicha,
El invencible aroma de las horas,
El reino armonioso de las llamas,
El vientos que a todas partes llega
Abriendo secretas ventanas,
El círculo familiar de los astros
Con sus ordenamientos idénticos,
El bosque y sus criaturas
Portadoras de gracia
Y el paraíso que construyes
Con instrumentos de ternura.
VIII
Atrás queda el temor, el odio
Golpeando los muros de la noche,
La congoja templando, el olvido
Con sus muletas de inválido,
Los tambores ahuyentando los pájaros,
Mientras con tu presencia sonreímos
Llenos de nueva vida en tu escritura.
IX
Afuera de la casa el aire de tu nombre
Golpea las colmenas estatuas.