Dikt Ishayas
Hermano te invito a meter las narices en la fragancia de una rosa
En las cumbres una racha de viento manosea una fosca de bambúes.
Para encantar a las hembras los saltamontes frotan sus patas traseras
Se corrompen las grullas hasta el último instante de la madrugada.
Por la luna creciente se agitan fulgurados los capullos silvestres
como duendecillos incitados de polen.
En mis días más tristes miro la perfección del universo,
Los astros, las galaxias que se agotan con la mirada de mis ojos
Y allí intento tímidamente la elevación de mi conciencia
Olvido entonces mis temores que cercan mi diminuta humanidad,
Mientras sigo cautivado con las órbitas de las estrellas,
a lo largo de la noche entre los riscos
Me obligo a existir frente a mí mismo
Como si hubiese que volver al magma recién templado del planeta
Lejos ya de su devastadora escaramuza.
Sin embargo, te comprendo, allí surgió nuestra génesis.
De ahí brotaron las raíces de todo el firmamento.
Hermano te pido que cierres los párpados para conocer el cosmos
Y ya no conjetures que es imposible dominar la cavidad
del caos con la mente.
¿Por qué sentimos a los monjes tibetanos como nuestros parientes?
Por su ascetismo y sus iluminaciones
no por sus símbolos, ni sus aspectos.
Perdona, ya distante, a quienes castigaron tu pasión por el origen
Afligieron tu locura desde el suelo interminable
El regreso ilusorio así, de degradado paria
Me compadezco de ellos por ti, aunque estás ausente
Ahora si temor a arrepentirme..