Dikt Un narval duerme
A Antonio Cisneros
Oscurece antes de despedirnos y pasa un tranvía con presteza
La prisa del vehículo aminora el tranco de un borracho que
Trastabilla en la vereda
El viento se detiene momentáneamente en el dorso metálico
De una libélula muerta
Un narval de un solo cuerno ha quedado varado
En los bancos de grava de la ensenada
Era blanco en el momento que el cosmos azufroso y endrino con la calígine
Se arrebata se destiempa y era inmaculado
Detrás de unas rocas está el último cobijo de la borrasca
Se esconden todos detrás de los blancos collados y en la arena
Los abedules se retuercen así sea la galerna que truene
O retumbe la ventolera
La panza hastía se retrae de un hambre inmensa
Se retrasa una enorme apetencia por una calamitosa comida
Mísera entre los miserables.
Los letreros fluorescentes de la ciudad iluminada
Están distantes más allá del firmamento
Se pierde en su singularidad el infinito se extravía
No hay señales visibles de astros de constelaciones ni de estrellas
No obstante los ajenos dicen que brotó un lucero en el mar
Como cualquier hongo iluminado
Así fuera la hierba híspida o la aspereza de la escarcha invernal.
La ventisca hurga en la espalda nívea del cetáceo
Atrás en los collados transita alguna gente
Y llegado el anochecer
En la ensenada donde espuma el oleaje
Un narval de un solo cuerno duerme